¡Amor a la camiseta!

“Odio este trabajo, nunca me gustó”, suele ser la expresión de esas personas que no pudieron encontrar o decidieron no seguir su verdadera preferencia en el campo laboral. Este tipo de individuos lamentablemente están condenados a la desdicha y de esa manera también al fracaso. Sin duda, el éxito está reservado únicamente para aquellos que sienten verdadera pasión por la “camiseta” que prefirieron vestir.

Cada uno de nosotros tenemos una vocación que ya desarrollamos desde muy pequeños. Nuestro espíritu intenta conducirnos hacia una cierta profesión que nos agrada, nos convence y para la que hemos nacido.

Esa inclinación natural de la cual hablamos tiene que reunir dos aspectos. Por un lado, debemos atender a la aptitud que tenemos; es decir, nuestra capacidad o idoneidad para un determinado trabajo. Por otra parte, está lo más importante, la actitud; esto es, cómo actuamos; si hacemos las cosas con empeño, con ganas o simplemente realizamos todo con dejadez, apáticamente. Generalmente el primero se desarrolla a partir de este último.

Nuestra vocación también forma parte de nuestra identidad, nos diferencia de los demás; por lo tanto, abandonar esa preferencia espontánea que tenemos para ejercer la carrera del momento sería como negarnos a nosotros mismos. Asimismo, no aceptar lo que somos da a entender que no nos amamos; por consiguiente, estamos ante una terrible afección: tenemos una baja autoestima.

La falta de autovaloración tendrá graves consecuencias en el futuro, ya que nunca encontraremos la auténtica felicidad, es que no podemos ser felices siendo un simple remedo de otros. Debemos encontrarnos a nosotros mismos, no ser una mera copia; es necesario que afirmemos nuestra autenticidad, no nos dejemos llevar por la corriente.

Para terminar recordemos que “la mayor ventura consiste en querer siempre lo que se hace”.
Enlance copiado