Los jóvenes paraguayos y las becas de Taiwán

Estando a pocos minutos de embarcarse, en cada uno de los rostros se reflejaban la ansiedad, alegría, cierta preocupación y también entusiasmo, y los mismos sentimientos se podían ver en sus padres. Años de arduo esfuerzo y los últimos meses haciendo además docenas de gestiones habían dado finalmente sus frutos, permitiendo a 36 jóvenes -chicas y muchachos- ser beneficiarios de becas de la República de Taiwán y emprender un largo viaje, que sin dudas cambiará sus vidas para siempre.

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Como lo viene haciendo en forma ininterrumpida desde 1991, la República de Taiwán, con la que Paraguay tiene relaciones diplomáticas desde hace más de 64 años, puso en el 2.021 a disposición de estudiantes paraguayos 54 becas, siendo la mayor parte de ellas para las áreas de ciencias y tecnología, más conocidas como las becas MOFA, que son justamente las que van a aprovechar los jóvenes que partieron a este país asiático hace dos semanas.

En los años de relacionamiento con esta nación asentada en una isla de poco más de 36.000 kilómetros cuadrados y 23 y medio millones de habitantes, el intercambio y la cooperación han sido fluidos en muchos aspectos, siendo la educación uno de los más fuertes y exitosos. Las autoridades taiwanesas, conscientes de que la educación es la base y la herramienta del progreso y prosperidad de un país, ven como muy positivo compartir esa experiencia que les ha dado tan buen resultado, y aplican la política de formar a jóvenes profesionales en diversas áreas, habiendo otorgado hasta el 2.021 554 becas a jóvenes paraguayos para realizar sus estudios superiores en las más prestigiosas universidades de ese país, en las áreas de ciencias y tecnología, ciencias sociales, agronomía, administración de empresas, deportes y ciencias de investigación policial.

Qué momento crucial, al mismo tiempo que apropiado, es el del rango etario de estos jóvenes para hacerse de una beca de estas características: Es muy exigente, y deberán obtener buenas calificaciones tanto en las materias específicas de la carrera, como también en sus avances del idioma chino mandarín e inglés, este último la mayoría lo manejan ya bastante bien porque es un requisito indispensable para aplicar a la misma. Sin pasar necesidad alguna, pero sin lujos, la beca les cubre prácticamente todo, lo cual alivia a los padres de los enormes costos que este tipo de estudios tiene en otras universidades norteamericanas o europeas, y por añadidura, los jóvenes se van muy lejos de sus hogares, por lo que, y aclaramos que para hacer este análisis hay que dejar por un rato de lado los sentimentalismos, la formación es muy integral porque, además de esforzarse en sus logros académicos, deberán cortar o limitar bastante los lazos con los afectos familiares, lo que les hará madurar y crecer como personas, en un ambiente totalmente diferente al que conocieron hasta ese momento.

Considerando todos estos aspectos y otros más, bien podemos imaginarnos el impacto que tendrá esta experiencia en nuestros jóvenes, quienes volverán al país (si es que no son “reclutados” por alguna multinacional), no solamente maduros y con una experiencia de vida que no tiene precio, sino convertidos en profesionales con un nivel de preparación superior a la media nacional en esas carreras específicas, capaces de generar ingresos y procurarse un futuro más que promisorio, al mismo tiempo de constituir, por su formación y el impacto de todo lo que vieron, en la clase de personas que necesitamos para cambiar al Paraguay.

El proceso de selección de los becarios fue seguido siempre muy de cerca por el gobierno paraguayo, que ha sabido valorar tanta inversión a favor de nuestros jóvenes. Las becas otorgadas por el Gobierno de Taiwán y la Universidad Politécnica Taiwán-Paraguay son por demás beneficiosas para el desarrollo de nuestro país, y tienen una reconocida –y bien ganada- fama, por la forma en que todo el proceso ha sido manejado desde la UNA y el Gobierno Nacional. Existe sí una controversia bastante prolongada en relación a un predio que debe otorgarse a esta Universidad para erigir una sede en Asunción, que los sucesivos gobiernos no han podido resolver por existir intereses en relación a quién se lleva los méritos del logro, por un lado, y por el otro las justas reclamaciones de las organizaciones que apadrinan y protegen un Parque Natural, del cual se quiso disponer una porción de terreno, siendo esto absolutamente innecesario existiendo tantos otros sitios aptos y apropiados para hacerlo.

No menos importante es la presión que existe desde diferentes estamentos, para empezar a forjar alianzas con China Continental, que constituye un mercado demasiado importante para algunos actores de nuestra producción y de donde importamos muchísima mercadería, pero a donde no exportamos prácticamente nada, dentro de ese incomprensible manejo de la geopolítica en donde, dependiendo de los intereses en juego, ya nadie es demasiado comunista ni tampoco demasiado de derecha, siempre y cuando las transferencias y certificados de embarque coincidan, o se habiliten enormes líneas de crédito que permiten ejecutar cierta cantidad de obras, desviar el resto del empréstito y endeudar a nuestros países por cifras tales que algunos de nuestros vecinos parecieran estar empeñados por varias generaciones.

Pero mientras los grandes actores mueven las piezas del tablero, nos concentramos una vez más en los risueños rostros de este grupo hermoso de jóvenes talentos paraguayos, que merced a esta posibilidad que quisieron y supieron aprovechar, están por el mejor camino posible para ser el día de mañana tremendos profesionales y sumarse a la fuerza laboral capacitada y altamente motivada que precisamos para construir un país mejor y más competitivo. ¡Bien por ellos, fuerza queridos jóvenes y muchas gracias Taiwán!

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