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En realidad, Peña no mintió. El partido colorado en todo el tiempo que ejerció el poder, tomó el Estado como una estancia particular. En sus campañas proselitistas, prometen fuentes de trabajo, porque es lo que más necesita la gente. Además de salud, educación y seguridad. En cada etapa de elecciones sus promesas se centran en ese punto. Tanto es lo que se ha degradado esta forma de hacer política, que muchos jóvenes no tienen más remedio que afiliarse a la ANR buscando laborar.
El partido usa las prebendas como forma de asegurar el clientelismo. El líder o la autoridad reparte los cargos entre parientes, amigos y correligionarios. Por eso las instituciones públicas están repletas de operadores políticos, hurreros y seccionaleros. Lo que menos importa es la preparación académica y los títulos universitarios. Te afilias al partido, te pones el pañuelo rojo y haces hurras. Y Ya tenes trabajo. Tu familia también puede disfrutar de muchos privilegios. No necesita estudiar ni ser guapito. Mejor que sea burro e ignorante porque así será mejor manejado y obedecerá como manso borreguito a la hora de votar.
Entonces, la cosa sucede de esta forma. Cuando el candidato gana las elecciones hará de repartidor, de distribuidor. A los más cercanos y más leales les tocará la cabeza de león; o sea un puesto en Puertos, Aduana, Hacienda, que son los sitios donde más se puede robar y hacerse millonarios en poco tiempo. A los que pegan afiches o anotan a nuevos afiliados les tocan la cola de ratón o sea un puestito en ministerios, municipios o gobernaciones. También la gente acostumbrada a la corrupción aprovecha para coimear y extorsionar a la ciudadanía para realizar una mínima gestión, en cualquier sitio donde le toca estar. Son ineficientes porque no están preparados para ejercer el cargo. No estudiaron, no se formaron, no fueron a las universidades a quemarse las pestañas porque personajes como Santi Peña, les dice que eso no hace falta.
Se trata de una apología a la mediocridad, a la ignorancia. Es una lástima que esto ocurra cuando los jóvenes buscan capacitarse y quieren llegar a la excelencia. Es un balde de agua helada para los jóvenes que leen y escriben. Para los jóvenes que investigan y desean superarse cada día. Para esos chicos que ganan las olimpiadas de matemáticas o ciencias en el extranjero. Es una burla.
Esta mentalidad hay que cambiar urgente. El país y sus recursos son de todos los paraguayos. Todos merecen buenos trabajos para tener una buena calidad de vida. Antes que atraer al electorado, las manifestaciones de Santi Peña alejan a los jóvenes y a profesionales capaces. Hay gente preparada que no se interesa por colores ni banderías políticas, solo quiere aportar sus conocimientos para el desarrollo del país y su gente.
A estos profesionales es lo que hay que dar lugar para que Paraguay vaya adelante. No a los hurreros ni seccionaleros obsecuentes a su Partido Colorado. Esto no aporta nada positivo y nos lleva atrás como los cangrejos.