Supuestamente era intención de este gobierno racionalizar la organización y el funcionamiento del Estado para mejorar el uso del dinero de los contribuyentes y el servicio estatal a la ciudadanía. En ese orden, dos semanas antes de asumir y con su expreso consentimiento, el 31 de julio de 2023 se presentó al Congreso un proyecto de ley para permitir a las nuevas autoridades avanzar en fusiones y reestructuraciones con el fin de subsanar costosas e ineficientes superposiciones en la administración pública. La Cámara de Senadores, con amplia mayoría oficialista, acaba de otorgarle media sanción a ese proyecto, pero desnaturalizándolo completamente. La versión original del proyecto de ley “Que regula la organización administrativa del Estado” establece un “mandato especial” para el Poder Ejecutivo de analizar en una primera fase la potencial fusión o subrogación de funciones de instituciones públicas en diez casos específicos.
Observando días atrás el asentamiento de casas precarias en las plazas del Congreso pensé cuán poco eficaz sería hablar a sus pobladores de institucionalidad.
Una cosa es la violencia psicológica, violencia física que se ejerce contra las mujeres en el ámbito familiar, otra es la denuncia de “violencia política” que se ejerce contra los compañeros y las compañeras que denuncian irregularidades dentro de sus partidos y los prepotentes (que ocupan cargos o reciben dinero) la utilizan para victimizarse y denunciar como violencia física, cuando lo que menos existió fue eso.
Según el senador Abel González (PLRA), la intención de presentar un proyecto de ley para eliminar el desbloqueo de listas y volver a la conocida como “sábana” es porque se favorece sólo a aquellos candidatos con más recursos económicos. Sostiene que muchos optaron por el prebendarismo y compraron votos. Eso se notó en las últimas municipales, dijo.
La diputada Kattya González (PEN) afirmó que la claque colorada humilla a los jóvenes instalando en su propia sede partidaria una “agencia de empleos”. “Los empleos en el sector privado se construyen en el sector privado y se consolidan en las instituciones republicanas, y no en una sede partidaria”, indicó.
Pende sobre nuestras cabezas la amenaza del 2023, año en el que tendremos la oportunidad, tal vez la última, de recuperar nuestra soberanía sobre el 50% de la energía que genera Itaipú Binacional. Esto entrará en coalición con los intereses de Brasil, un imperio que pretenderá seguir aplastándonos con la connivencia de autoridades nuestras, corrompibles, poco patriotas.