Israel y las preguntas de Arquilla

En el marco del primer aniversario del ataque de Hamás a Israel (“7 de octubre”), surgen varias reflexiones. Una de ellas es la de Thomas L. Friedman, columnista de The New York Times quien a su vez trae a colación la teoría de John Arquilla, profesor de estrategia de la Escuela de Posgrado Naval de EE.UU. Este reduce las guerras a dos preguntas: ¿Quién gana la batalla en el terreno? y ¿Quién gana la batalla de la narrativa? Al momento no hay una respuesta taxativa. Lo que sí está claro es quiénes han perdido: los inocentes que padecieron y siguen padeciendo atrocidades.

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Aunque la historia nos habla de lo complejo del conflicto que lleva décadas, el ataque del 7 de octubre de 2023 a Israel abrió una nueva herida y con ella un nuevo frente que ha puesto en entredicho a la diplomacia internacional. Por un lado están los que defienden las ideas y las creencias de quienes están del otro lado de la Franja de Gaza y quienes apoyan a Israel, como el gobierno paraguayo.

Pero más allá de las ideas de uno u otro lado, Friedman sostiene que justificar lo que hicieron los atacantes de Hamas el 7 de octubre: asesinar, mutilar, secuestrar y abusar sexualmente de cualquier israelí que pudieran atrapar, sin otro objetivo o historia que destruir el estado judío, es un despropósito.

El periodista redobla la apuesta diciendo que si se cree que la única solución es dos estados para dos pueblos entre el río Jordán y el mar Mediterráneo, el ataque de Hamas retrasó esa solución considerablemente.

A un año de aquella fatídica madrugada, una lluvia de misiles balísticos comenzaron a caer nuevamente sobre territorio isrraelí, desatando nuevamente el terror sobre la población inocente, sobre civiles que no han pedido entrar en el conflicto pero que por decisiones (acertadas o no) políticas de sus gobernantes sufren la peor parte de las consecuencias.

Pero más allá de la nebulosa respecto a la batalla narrativa, hay ciertos aspectos que hacen que este conflicto tenga muy poca claridad. Las guerras, aunque para nosotros lejanas, siempre tienen consecuencias para todos los países, incluyendo el nuestro. También, de alguna manera nos pone en la línea de fuego, pues asumir posturas también nos alinea dentro de un esquema que necesariamente afecta a la larga o a la corta en términos políticos, diplomáticos y también económicos.

Siguiendo la línea de Friedman, la única certeza que tenemos de momento es que la falta de claridad en la narración continúa siendo un desafío tanto para los actores involucrados como para la comunidad internacional que sigue buscando soluciones pacíficas y duraderas. Solo así ya no se perderán vidas inocentes como aquel 7 de octubre de 2023 y como sigue ocurriendo hasta hoy.

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