Los abusos sexuales destruyen ilusiones y la vida misma de niños y adolescentes

Muchos niños y adolescentes han pasado por dolorosas experiencias de abusos sexuales. Según datos proporcionados por la Corte Suprema de Justicia, en los últimos cinco años fueron juzgadas alrededor de 2.000 personas por abuso de menores.

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En estos tiempos, los casos de abuso sexual y de violencia contra niños están a conocimiento de todos gracias a los medios de prensa, que constantemente informan acerca de estos hechos que avergüenzan a nuestra sociedad, a la que dan una mala imagen.

Los agresores que llevan a cabo estos hechos podrían ser familiares muy íntimos o personas cercanas al círculo hogareño. Los niños son tan inocentes que, a veces, no tienen en cuenta ciertos detalles que nos resultarían sospechosos como, por ejemplo, el hecho de que pasan más horas de lo habitual con sus acosadores a escondidas de los padres o que son manoseados en sus partes íntimas.

Acordes a estudios realizados, los niños afectados se vuelven más silenciosos y tímidos; además, experimentan cambios bruscos en su comportamiento y es ahí cuando los padres deben reaccionar con prudencia y rapidez. Un abuso sexual deja secuelas no solo a nivel físico, sino también emocional. Los menores afectados piensan que ellos son los culpables, que la vida ya no tiene sentido y suelen perder la confianza en sus padres, porque estos no los protegieron, ya sea por ignorancia o por no estar pendientes de lo que les pasa a sus hijos.

Pero no todo termina mal. Existen varios tratamientos para salir adelante y que ayudan a levantar el ánimo de tantos niños que pasaron por esta dolorosa experiencia. Lo ideal es seguir tratamientos psicológicos, aunque el apoyo de los familiares también es fundamental. Las palabras de aliento, un abrazo, un “te quiero”, pueden iluminar la vida de una persona cuyo pasado se ve oscurecido por el dolor.

Por eso, tenés que estar informado y conocer la gravedad de estos hechos. Quizás no hayas sido víctima de un abuso, pero muchos otros sí y están sufriendo por esto. Es triste indicar que el año pasado la Secretaría de la Niñez registró 2.080 casos de abuso sexual en nuestro país.

Nuestras autoridades encargadas de impartir justicia deben darse cuenta de que por unos guaraníes que ellos meten a sus bolsillos deshonestamente, les están robando la justicia a tantos hogares paraguayos. Paralelamente, las escuelas deben promover más clases de educación sexual para que a temprana edad los estudiantes sepan que nadie debe invadir su privacidad y, de esta manera, evitar el aumento de abusos de índole sexual en menores.

Los niños deberían estudiar, disfrutar con alegría y soñar con un futuro prometedor y no llorar porque vieron truncados sus sueños por monstruos que, descaradamente, les robaron su inocencia.

Por Víctor Martínez (18 años)

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