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En el Carrasco viajan 98 personas entre científicos y militares que cumplirán una nueva campaña de investigaciones en Machu Picchu, la base peruana en la Antártida, ubicada en la bahía Almirantazgo, de la isla Rey Jorge, que forma parte de las Shetland del Sur.
De esta forma, Perú reanuda sus expediciones anuales a la Antártida, interrumpidas en 2020 por la pandemia de la covid-19. A lo largo de 78 días, la misión realizará investigaciones en áreas como geología, vulcanismo submarino, meteorología y oceanografía, entre otras disciplinas.
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A la ceremonia del zarpe asistieron los ministros de Defensa, Juan Carrasco, y de Relaciones Exteriores, Óscar Maúrtua de Romaña, así como los embajadores en Perú de Argentina y Chile. También altos mandos militares y policiales, y el congresista del liberal Partido Morado (centro), Edward Málaga-Trillo.
En su viaje, la expedición también hará estudios científicos en la reserva nacional de Dorsal de Nasca, la mayor reserva marina de Perú y la primera íntegramente en alta mar, creada recientemente en junio para proteger una cordillera submarina que se extiende desde los 1.800 hasta los 4.000 metros de profundidad.
“Nuestra reserva nacional Dorsal de Nasca es un ecosistema que todavía tiene mucho por descubrir en cuanto a biodiversidad marina”, afirmó en un comunicado el ministro de Ambiente, Rubén Ramírez.
La Dorsal de Nasca abarca una extensión de casi 62.400 kilómetros cuadrados del océano Pacífico, equivalente al 8 % de las aguas territoriales de Perú, y se encuentra a 105 kilómetros de la costa.
Este será el cuarto viaje a la Antártida para el buque oceanográfico Carrasco, diseñado especialmente para viajar al continente blanco y construido en 2017 en los astilleros de Vigo (España).
La embarcación tiene 95,3 metros de eslora -longitud- y 18 metros de manga -ancho-, con una capacidad para 110 personas entre tripulantes y viajeros, y una autonomía de hasta 51 días sin necesidad de abastecerse.