Félix de Azara no indicó por qué asignó a esta ave el nombre referido. Bertoni lo catalogó como Chululú.
Nuestro naturalista apuntó en el manuscrito, al ocuparse del juvenil, que solo tuvo a ese ejemplar, en su cuarto, y que lo había comprado a los Payaguá.
Nomenclatura
Sonnini reputó al Mbatuitúi pecho listado (adulto), y de Mbatuitúi pecho de mármol (juvenil) de Azara como de la misma especie del pluvier doré de Saint Domingue descrito por Brisson, el que había sido clasificado por Statius Müller lo con la denominación de Charadrius dominicus en el suplemento de su Carl von Linné, Vollständiges Natursystem (p. 116).
El epíteto que identifica a esta especie está formado con la palabra latina dominicus/de Santo Domingo por ser el lugar de origen del espécimen tipo.
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Costumbres y nido
Azara nada supo a ciencia cierta sobre las costumbres y nido de esta ave, seguro por tratarse de un ave migratoria. En su manuscrito asentó lo siguiente, que no consta en sus Apuntamientos:
“Esta ave busca su alimento, según me dicen, por la orilla del agua, en anegadizos y lagunitas. (…) De su nido, y otras costumbres, he preguntado, y no me han sabido decir palabra”.
En el manuscrito, además, nuestro naturalista consignó cuanto él había observado de dicha ave en cautividad, al respecto se lee:
“le di libertad en mi cuarto. Un mes se mantuvo en él sin comer sino lo que del maíz pisado dejaban caer otros pájaros de las jaulas. Pasado este tiempo compré el Yacuberé [Jakavere] anterior, y como notase que este no comiese maíz le di carne picada, y entonces vi que [el] Mbatuytuy la comía con gusto y preferencia. Las costumbres que el noté son las siguientes. / Su andar es a pasitos menudos y apresurados, o frecuentes, y siempre con la misma velocidad da su carrerita, y para de golpe. Algunas veces, al parar, levanta la cabeza perpendicularmente, y la bajaba luego todo prontamente. Casi tanto tiempo anda, como está parado. Jamás le vi trepar sobre sillas, ni cofres, ni ocultarse tras de ellos, siempre se mantenía hacia el medio del cuarto. Jamás lo vi echado, solo una vez le vi como dormitar en pie sobre una pierna. Casi para nada mueve el cuello y cabeza, son movimientos de andar, y todos son como si la tuviese envarada. Parece bastante estúpido, triste, y cobarde. Si encuentra con otro pájaro que le hace frente, aunque no le toque chilla, y se desvía, y alguna vez he visto que abre el ala como para defenderse, y entonces tira el cuello. De noche con la luz anda y corretea, como de día. Para comer la carne toma un pedacito y de una carrerita, la sacude, y da otra carrerita, la sacude segunda vez, y así continúa llevándola hasta tragarla. Nada más puedo decir con verdad”.
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