"Consideramos que no tenemos derecho de torcerles el brazo", declaró Alexéi Goreslavski, director de la organización, citado por el medio.
La razón principal es que esto podría entorpecer su desarrollo y futuro lanzamiento, que se realiza principalmente en plataformas extranjeras de distribución de videojuegos como Steam, pero también porque la cadena de desarrollo está deslocalizada y es ampliamente internacional, pues participan en un mismo proyecto empresas especializadas de distintos países.
El IDI considera que de esta manera protege a las empresas nacionales y permite que estos proyectos puedan finalizarse sin correr el riesgo de que terceras empresas decidan desconectarse de la cadena de producción al conocer que reciben dinero estatal ruso.
Según Goreslavski, los proyectos de videojuegos de calidad y gran escala necesitan de una alta financiación, mientras que las ventas en el mercado ruso no compensan por sí solas la inversión, ni siquiera para cubrir los costes de producción.
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De este modo, añadió que, "según el diseño que ha propuesto el IDI, los estudios nacionales pueden crear productos de alta calidad y el Estado puede apoyarlos sin interferir en el posible éxito de su trabajo en el ámbito internacional".
Los videojuegos ganadores que recibieron la financiación estatal serán lanzados en 2026, precisó Goreslavski, y sus nombres serán revelados tan solo con el visto bueno del estudio desarrollador.
