Spalletti, el líder silencioso de la revelación

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Tomás FrutosRoma, 14 mar (EFE).- Si hay algo de lo que se habla sobre este Nápoles que ha sorprendido a nivel mundial es de sus jugadores estrella; pero muy poco de quién está detrás, un Luciano Spalletti que puede presumir de ser el artífice del éxito en la ciudad sureña italiana, aunque lo haga de la manera más silenciosa posible.

Spalletti (Florencia, 1959) no es un hombre que necesite recibir halagos. No los busca, agacha la cabeza y sigue trabajando. Como cuando su equipo marca un gol que rara vez celebra, concentrado en la siguiente jugada, pensando en cómo poder contrarrestar el próximo ataque rival enfundado en el chándal y calzando las clásicas 'Copa Mundial'.

Y es que ese es el mensaje que quiere transmitir Spalletti. Trabajo y más trabajo. Como si todo lo conseguido hasta ahora no sirviera de nada si se pierde el próximo choque. Por el momento el mensaje ha calado y no ha habido partido en el que el Nápoles no haya salido al cien por cien.

Todo el éxito ha llegado justo después de una complicada temporada en la que el conjunto partenopeo también marchó líder del campeonato italiano, aunque se desinfló en el momento clave con tres partidos seguidos sin ganar.

Una mala racha que generó malestar interno, en un vestuario contaminado por grandes salarios, que desembocó en una concentración de varios días en la ciudad deportiva para encarar el final de temporada de la mejor manera posible.

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Con el objetivo cumplido, tras cuatro victorias en las últimas cuatro jornadas, el Nápoles comenzó con su renovación. Lorenzo Insigne y Dries Mertens no fueron renovados, Kalidou Koulibaly se marchó en busca de un proyecto deportivo más ambicioso en el Chelsea y David Ospina se fue al Al Nassr. Cuatro pesos pesados que parecieron dejar cojo al equipo.

Pero en su lugar llegaron nombres que hicieron poco ruido, como Kvaratskhelia y Kim Min-Jae, para suplir las grandes bajas. Nombres que nadie tuvo en cuenta en el principio, pero que son ahora protagonistas de un éxito que sin Spalletti no tendría cabida.

Cambió el técnico de sistema, del 4-2-3-1 al 4-3-3 para estabilizar el centro del campo, y con un vestuario libre de grandes sueldos, de grandes egos, impuso su máxima. Se hizo el líder silencioso de un equipo que empezó a hacer ruido muy pronto y que ha superado con creces las expectativas que generaba sobre el papel antes del inicio de la Serie A.

Y si bien es cierto que el Nápoles tiene un once tipo que casi podría decirse de carrerilla, Spalletti ha gestionado de manera brillante el amplio fondo de armario con el que cuenta, ese que responde con cada oportunidad y se siente parte activa y protagonista de la campaña.

Con jugadores como Eljif Elmas, Giovanni Simeone, Mathias Olivera, Juan Jesús, Tanguy Ndombele o Mateo Politano, Spalletti puede permitirse el lujo de rotar, de dar descanso a sus mejores bazas pensando en partidos más trascendentes o, simplemente, poder seguir compitiendo en caso de lesiones.

Una decisión, la implicar a todo el equipo, que no solo ha limitado a lo futbolístico. El técnico hace partícipe del campeonato a la afición con sus declaraciones en rueda de prensa, se muestra cercano -especialmente con los más jóvenes- y se sirve de la mística maradoniana para aunar la voz de los 'tifosi' y así remar en la misma dirección.

Sus maneras, sus decisiones y, sobre todo, la forma de tomarlas, le han valido para erigirse como líder de un vestuario que le sigue como tal y, casi sin quererlo, como una de las figuras más importantes y queridas en el ecosistema de una ciudad que sueña con volver a estar en lo más alto de Italia 33 años después de que Diego Armando Maradona lo consiguiera por última vez en 1990.

El reto del 'Scudetto' parece ya sentenciado. Después de treinta años de carrera, Spalletti podrá coronarse campeón en Italia, algo que rozó al frente del Roma en cuatro ocasiones (2006, 2007, 2008 y 2017) y que sí consiguió en Rusia al mando del Zenit (2001 y 2012).

Pero hay otro desafío en Liga de Campeones que el Nápoles quiere intentar. Un reto que comienza este miércoles y en el que Spalletti se juega ser el primer entrenador en la historia en llevar a cuartos de final al Nápoles.

Kvaratskhelia y Osimhen serán siempre recordados en Nápoles por sus actuaciones en el verde. También Spalletti, aquel modesto entrenador que, sin hacer demasiado ruido, señaló el camino hacia la gloria.