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Era un partido trampa para Djokovic ante un Davidovich que ya le ganó en Montecarlo el año pasado, capaz de llevar la iniciativa este viernes y que incluso tuvo una bola para llevarse el segundo set.
Pero un Grand Slam es ‘terreno Djoko’ y la leyenda firmó su 14º octavos de Roland Garros consecutivo esquivando con acierto dos ‘tie-breaks’: 7-6 (7/4), 7-6 (7-5) y 6-2.
Enfadado con los abucheos
Pero ya avisó Djokovic que no concibe un Grand Slam “sin drama”. Si en el debut la polémica estuvo en su mensaje sobre Kosovo y en el segundo partido en la ‘pila’ que llevaba pegada en el pecho -un dispositivo de nanotecnología-, este viernes tocó su gestual enfado en pista por los ánimos a Davidovich.
“Hay que gente a la que le gusta hacer abuchear cada cosa que haces. Lo encuentro irrespetuoso, no lo entiendo, pero pagan su entrada, pueden hacer lo que quieran”, dijo luego en rueda de prensa.
El serbio había recibido un masaje en el muslo izquierdo al final del segundo set. “No quiero hablar de las cosas que no me impiden jugar, son circunstancias que debes aceptar como atleta profesional”, dijo misterioso.
También avanzó Stefanos Tsitsipas (5º), expeditivo frente al ‘Peque’ Schwartzman (95º); 6-2, 6-2 y 6-3.
En el capítulo de sorpresas, tras Daniil Medvedev (2º) en primera ronda y Jannik Sinner (8º) en segunda, ahora le tocó a Andrey Rublev (7º), capaz de desaprovechar dos sets -el segundo con un rosco- ante el italiano Lorenzo Sonego (48º).
El cuadro femenino también tuvo su sobresalto. La tercera jugadora mundial, la estadounidense Jessica Pegula, se despidió ante la belga Elise Mertens (28º).
No dejó posibilidad para la duda Sabalenka, convertida en una experta en la tierra batida, que fulminó con un doble 6-2 a la rusa Kamilla Rakhimova (82ª).
La guerra regresa a la cancha
La ganadora del Abierto de Australia encuentra más dificultades fuera de la pista.
Tras las preguntas hace dos días de una periodista ucraniana sobre su relación con el presidente bielorruso Aleksandr Lukashenko, aliado de Moscú, y sobre su posición sobre la guerra en Ucrania, este viernes pidió a Roland Garros anular su rueda de prensa.
“Por mi propia salud mental y mi bienestar he decidido no ponerme en esa situación hoy y el torneo ha apoyado mi decisión”, dijo ante un grupo de periodistas en una charla cerrada.
Y como ya ocurrió el primer día, cuando la ucraniana Marta Kostyuk rechazó saludar a la propia Sabalenka, este viernes su compatriota Elena Svitolina (192ª) rechazó dar la mano a la rusa Anna Blinkova (56ª) tras derrotarla.
“Represento a mi país y tengo una voz. Somos ucranianos, estamos unidos por un objetivo, ganar esta guerra y hacemos todo lo posible por lograrlo”, dijo la jugadora.
Svitolina, antigua número tres, brilla en su primer Grand Slam tras haber estado alejada del tenis un año para dar a luz a su bebé Skai, junto con el también tenista Gael Monfils.