No es ni animal, ni planta ni hongo, sino un organismo primitivo, que apareció hace 500 millones de años, antes del reino animal.
“No es un animal, ni un hongo, como dicen por ahí, es una célula con varios núcleos. Lo extraordinario es que consigue hacer cosas que muchos vertebrados con miles de células y neuronas no hacen”, explica Luca Morino, especialista en comportamiento animal del zoo de París.
Entre sus habilidades, resolver problemas complicados pese a no poseer cerebro: ante un enorme laberinto el “blob” dará con la salida más rápida y óptima.
Instalado al abrigo de la luz, el “physarum polycephalum” es una masa esponjosa, amarilla y viscosa, también conocida como “blob” , en alusión a una película de 1958 con Steve McQueen, sobre una criatura extraterrestre amorfa, pegajosa.
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Puede morir de varias formas, pero también entrar en dormancia, secándose. “En ese estado, es casi inmortal”. Una vez rehumidificado, puede empezar de nuevo, iniciando su ciclo desde cero.