El interés es la medida de la acción

Recién a finales del siglo XVIII, la metrópoli española se dio cuenta del peligro que representaban los ingleses para América y que, además de traficar de contrabando, también tenían “el pérfido fin de sublevar a sus naturales y habitantes”. Ese pérfido fin buscaba arrebatar el territorio para su beneficio propio.

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En ese marco geopolítico se dio la sugerencia del venezolano Francisco de Miranda de la conquista por parte de Inglaterra de las colonias españolas de América, ricas en recursos que pudieran servir a la industria inglesa.

Para pergeñar su propuesta, Miranda consideraba que existían elementos y situaciones que alentaban una separación de las colonias americanas de España.

Además de los planes de Miranda, surgieron otros, como el planteado en 1800 por Thomas Maitland, militar, miembro del Parlamento y consejero de la Corona.

La propuesta de Maitland, presentada al premier William Pitt, planteaba que una fuerza invasora ocupara Buenos Aires, avanzara hacia Chile y desde allí atacara el centro del poder español en Suramérica, el Perú. Otros miembros del gabinete tenían otras ideas: sostenían que la mejor manera de conquistar los mercados americanos del Río de la Plata era a través de la “influencia informal” del comercio y las finanzas (como efectivamente ocurriría algunas décadas después).

Intervención militar

Ante el cariz que iban tomando las cuestiones políticas europeas, con Francia aliada con España contra Inglaterra, por medio del Tratado de Subsidios a mediados de 1804, las autoridades inglesas desempolvaron los proyectos archivados de una intervención militar en los territorios coloniales de un desvencijado y obsoleto imperio español.

El poderío económico inglés y sus planes hegemónicos alentaron a tomar decisiones al respecto. El primer ministro Pitt; el primer Lord del Almirantazgo, Henry Melville, y un tercer hombre de importante papel futuro en el Río de la Plata, el comodoro Home Riggs Popham, empezaron a estudiar la factibilidad de una intervención inglesa en el Río de la Plata. Popham era el cerebro de los proyectos de invasión, con los ataques a Montevideo y Buenos Aires, ejecutado por los ingleses en los años 1806-1807 y que formaban parte de una estrategia continental perfilada en el Plan Maitland. Con estos proyectos, Inglaterra quería evitar que Napoleón se adelantase a ejecutar un plan de apropiarse de los recursos españoles en América en beneficio de la industria francesa.

Intento de apropiación

Inglaterra había perdido, en 1776, sus colonias en América del Norte y estaba decidida a evitar cualquier intento de apropiación de Suramérica por parte de Francia. Fomentar la independencia de la América española era para Inglaterra el único camino para salvarse de una derrota completa bajo los ataques de Napoleón.

La principal enemiga que obstaculizaba la expansión napoleónica en Europa era Inglaterra. Para hacerle frente a Inglaterra y mantener sus rutas comerciales con el Medio Oriente, Napoleón se había aliado con España. En ese marco se llevó a cabo la batalla de Trafalgar, en octubre de 1805. Allí, los ingleses destruyeron la flota franco-española.

Esta victoria tranquilizó a los ingleses, pues con ella soslayaron el peligro de una invasión napoleónica a la isla y quedaron con las manos libres para dominar los mares y buscar mercados para las fábricas británicas, que, para ese entonces, estaban con sus depósitos abarrotados y al borde de la quiebra por falta de mercados.

Napoleón

Con la batalla de Austerlitz contra el ejército austroprusiano, realizada poco después de Trafalgar, Napoleón quedó como señor del continente europeo. El escenario resultante fue señorío de los mares en manos de Inglaterra y el Viejo Mundo, en las de Francia.

Enterada Inglaterra del estado de indefensión de las posesiones españolas y el conocimiento de que un importante cargamento de tesoro proveniente de Potosí estaba a punto de ser enviado a la metrópoli, hizo que en 1806 enviara una de las expediciones invasoras a Buenos Aires.

Los ingleses llegaron a la capital virreinal, la invadieron, lograron la rendición de las tropas españolas y se apropiaron del botín, que llevaron a Londres. A esta primera sucedió otra en 1807 (esta vez, con las fuerzas militares también vinieron comerciantes) y que fue resistida por los criollos, mestizos e indígenas (con activa participación paraguaya). Luego de la infructuosa invasión, los soldados volvieron a Londres con su derrota a cuestas, pero los comerciantes se quedaron en el Río de la Plata conquistando nuevos mercados.

surucua@abc.com.py

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