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“Antiguamente, la mayoría de los traficantes paraguayos dependían de brasileños. Actualmente tienen sus propios negocios y contactos con grandes organizaciones criminales. Mi reportaje mostró que las organizaciones criminales para el tráfico de drogas de Paraguay, Brasil, Bolivia y Perú forman hoy un bloque, el “Narcosur”, en el cual los grandes traficantes se asocian con mucho más facilidad de lo que hacen sus propios gobiernos”.
“Este crecimiento es lamentable, considerando que algunas instituciones como la Fiscalía paraguaya todavía precisan ganar más fuerza. Conversé en Asunción con fiscales que lamentaron mucho eso. Esa institucionalidad es fundamental para hacer un enfrentamiento serio del narcotráfico”.
“El grado de corrupción también me impresionó mucho”, enfatizó el periodista brasileño. “En el reportaje mostramos que un gran traficante brasileño, Jarvis Pavão, paga para tener beneficios en la penitenciaría de Tacumbú. Yo conversé con una autoridad que tuvo que ser revisada por uno de sus guardaespaldas antes de entrar a su celda. Hablando así, no parece que estoy hablando de un hombre preso”.
“Oí muchos relatos, inclusive de fuentes de la Senad, de que la conexión entre políticos y narcotraficantes en Paraguay es muy grande. No es una sorpresa. El poder financiero del narcotráfico corrompió muchas veces a policías, a jueces y a fiscalías. ¿Por qué no haría eso con los políticos?”, finalizó Amado.
De acuerdo a la investigación de Amado, Paraguay produciría y exportaría entre 14.000 y 15.000 toneladas anuales de marihuana y además sirve como tránsito para que la cocaína de Perú, Bolivia y Colombia llegue a Brasil y de ahí al mundo.