Nuestro brindis de Año Nuevo

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Al comienzo del Año Nuevo brindamos por las tres cosas más importantes de la vida: salud, dinero y amor, dicho tradicionalmente en ese orden -quiero creer que es por el ritmo- aunque podemos alterar los factores.

No faltan los críticos que dicen que nada cambiará y que solo son frases trilladas, lo cual puede ser cierto si se parte del desánimo y la desesperanza.

Se supone que en la Navidad renovamos el espíritu de la vida y por eso llegamos fortalecidos y bien dispuestos a un nuevo ciclo, un año más. Igualmente, para los no creyentes el Año Nuevo es una oportunidad de renovar su fe, si no en Dios, en el futuro, en las personas que aman, en los deseos. Es mejor comenzar con un pensamiento positivo que jugar a deprimir a quien se cruce al paso. Vale decir en este punto que, lamentablemente hoy ya no son solo caras largas o mal carácter de algún que otro miembro de la familia, sino que la depresión es una enfermedad que se ha instalado socialmente. En esta época suele aflorar un tipo de depresión que puede ser fugaz, generalmente por la presión navideña y dura hasta que acaba el Año Nuevo; otras, como efecto rebote, se dan justo después de las Fiestas y, otras, son crónicas, duran años. Pero centrándonos en estos primeros días, para que podamos iniciarlos bien, es preciso que haya alguien de la familia con buen temperamento e inteligencia emocional, aquel a quien le sea fácil interpretar y organizar los sentimientos ajenos, que “desvíe nubarrones”, juegos, temas para charlar en familia, que sea una especie de sanador. A veces decir frases inofensivas como “Ni en Año Nuevo sonreís”, “No seas amargada, así no va a cambiar tu vida!” etc., no hace más que herir y provocar malos momentos. La alegría sincera por un nuevo ciclo se comparte, no se utiliza para quebrar a otras personas.

Tampoco es saludable ostentar cosas materiales frente a otras personas a las que no les fue muy bien económicamente. El factor económico pesa hoy lo indecible debido al fuerte consumismo y la falta de oportunidades laborales.

¿Qué orden le hemos dado al brindis tradicional? ¿Qué va primero, la salud, el dinero o el amor? Pregunté sobre esto al azar y resumiendo respuestas resultó: “Amor, porque de esto depende todo”, “Dinero porque sin efectivo no hacés nada”, “Salud, si eso te falta, ¿para qué querés lo demás?”. También indagué a los niños, y ellos, en su inocente sabiduría no separaron, sino que relacionaron al dinero con los juguetes y los helados, el amor con mamá y papá, y a la salud con poder jugar, saltar, nadar, correr fuertísimo y andar en bici. Vale mucho en estos días que los niños nos vean festejar lo bueno que tenemos y no lamentar o envidiar.

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Para arrancar bien el 2020, pongamos el motor interior en marcha por un ambiente festivo, sin disputas familiares ni vecinales. Dejar descansar la mente de la grave crisis que vivimos a nivel país, ya en breve retomaremos los reclamos y ojalá con el fin de ser más participativos y activos.

Como dice una viejísima y eterna canción: “Tres cosas hay en la vida, salud, dinero y amor, el que tenga esas tres cosas, que le dé gracias a Dios…”.

Feliz 2020 para todos.

lperalta@abc.com.py