El vademécum vernáculo

El uso terapéutico de los “remedios yuyos” es de época muy antigua. El naturalista, médico y botánico francés Aimé Bonpland, nacido en La Rochelle en 1773 y fallecido en 1858 en la provincia de Corrientes, Argentina, vivió unos 9 años en el Paraguay para interiorizarse de las propiedades de muchas plantas nativas. Otros dignos de mención, y con temor a olvidarme de muchos, que hicieron conocer nuestra flora medicinal fueron los españoles José Sánchez Labrador, Félix de Azara y Pedro Montenegro, el brasileño Joaquín de Miranda Velloso, el francés Benjamín Balansá, los suizos Moisés Santiago Bertoni y Emilio Hassler, el italiano Domingo Parodi, los paraguayos Teodoro Rojas, Dionisio González Torres y Claudio Pavetti y los guaireños Juan Vicente Estigarribia y Juan Alberto López, más conocido como “López Yvyra”.

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Al inicio de este nuevo año quiero entregar este pequeño vademécum yuyero:

Puede ser de gran utilidad para los que contratan niñeras y caseros el uso del doctorcito, la yerba lucero y el burrito. Actúan excelentemente contra los empachos. El burrito también puede ser usado, junto al burro ka’a, en libre dosis, por sus muchos congéneres instalados en las oficinas estatales. La misma combinación es un excelente antiestresante que puede ser muy bien recetada para los que el año pasado se fueron a la llanura.

Unos estimulantes, como el karaguata’i y la raíz del hinojo, vendrían muy bien para quienes quieran retomar el gobierno así como para los que intenten el rekutu.

Para los que cranearon a la disparada la ITV y el SOAT se recetan los abortivos como la doradilla, el cardo santo y el kapi’una. También estos anticonceptivos naturales deben ser consumidos para que aborten los que buscan ingresar y formar parte del gobierno como planilleros, recomendados, parientes y los que hacen hurras con un pañuelo al cuello.

Una fuerte fórmula antidiarreica de guavirami, malva y manzanilla debe ser consumida por los del MOPC y empresas que construyen las rutas asfaltadas en el Paraguay. Los fiscales pueden reforzar la dosis con frutas de granada y guayabo al natural. Por lo que ya evacuaron no debe recetárseles ningún laxante natural como el sen y la rosa mosqueta.

Un genuino edulcorante como el ka’a he’ê, junto a los antidiabéticos palo amargo, el ajenjo y el kumanda pire, serán especiales contra los poderosos contrabandistas que se encuentran crucificando dulce y amargamente a la industria azucarera nacional.

Un excelente resultado se consigue con el consumo de hojas del ñangapiry, el níspero y del ñandypa. Sus adelgazantes hojas son especiales para los que tanto tragaron y lo siguen haciendo en el Paraguay. Algunos últimos exministros y directores del Indert y del IPS, del INDI y de otras instituciones lo deben consumir.

Los que midieron la longitud de la costanera capitalina y su acceso deben, con suma urgencia, tomar una cinta métrica y una reforzada infusión de jaguarete ka’a, jaguarete po y semillas de girasol para que depuren la sangre y recuperen algo de cerebro. Con la fruta de la acerola podrán reforzar la solución.

A los fiscales ambientales y aduaneros el molle y la albahaca les vendrían muy bien contra las afecciones oculares, pero muy mal contra las cataratas de coima que reciben.

Para los 23 parlamentarios y a los que van a perder fueros y kilos solo resta recetarles un puré de ansiolíticos preparado de tilo, siempreviva y cedrón Paraguay. Capaz que se rectifiquen, aunque de senarratas no es mucho lo que van a mejorar.

Los antiparasitarios harán mucha falta en este 2014. El país se llenó de parásitos, las cárceles no dan abasto y no creo que den abasto el ka’arê, el suico ni el taperyva hû.

Los yuyos de la flora medicinal criolla pueden ser muy beneficiosos, pero acá también nacen y crecen miles de yuyos que empobrecen y enferman al Paraguay. Solo con la raíz, la flor y la semilla del patriotismo vamos a cosechar un sano y robusto Paraguay.

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