Jefa de cocina corrobora que el gas no explotó

Amada Correa no para de llorar. Está embarazada de 8 meses y hasta el domingo era la jefa de cocina del supermercado Ycuá Bolaños. Este fatídico día llegó a su trabajo a las 8, y a las once y cuarto de la mañana escuchó una voz de alerta que avisaba que había un incendio.

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"En la cocina y en el patio de comidas no explotó nada, ni las garrafas ni el tanque de gas que está a la entrada. Allí no se inició el fuego. Cuando empezamos a salir de la cocina, todavía no se veía el fuego ni se sentía el humo, pero se escuchaba un ruido, como de algo que se iba quemando. Del techo tampoco cayó nada. Las explosiones -yo sentí dos- las escuchamos después de saber que había fuego. El piso del edificio temblaba", relató entre sollozos. Amada recuerda a sus compañeros, especialmente a Miriam Gavilán, quien la sacó del brazo y sobre quien no volvió a escuchar. Tampoco puede olvidar que su compañero Nelson volvió a entrar a la cocina, pensando que ella se quedó allí. "Todo temblaba, con mi estado yo no podía correr y no veía nada, pero pude salir por la puerta de enfrente del patio. Cuando me volví a sentir, estaba en el panchero, pero no sé cómo llegué hasta ahí", contó.
También confirmó que vio a Daniel Paiva, hijo del propietario del súper, alrededor de las 9 de la mañana, pero que cuando lo llamó a su interno (el 123) en el momento en que se dio la voz de alerta, le dijeron que ya no estaba en la carnicería.

Además, la cocinera cuenta que al momento en que ocurrió la tragedia había poca gente en el patio de comidas, que tiene plazas para seiscientas personas. Contrariamente a lo que se dijo en principio, Amada afirma que ese espacio aún estaba semivacío, porque era temprano para almorzar, ya que los domingos la hora pico son las 12:30.

Desde la tragedia que le tocó vivir Amada no puede dormir. Tiene los pies y las manos hinchadas por el embarazo y el rostro hinchado por el llanto. Cada vez que cierra los ojos escucha los gritos de sus últimos minutos en el supermercado.

NO RECIBE AYUDA

A punto de dar a luz, aún no ha recibido ninguna atención médica ni sicológica. La cadena de supermercados no ha contactado con ella para saber de su estado. "No sé cómo moverme. Estoy sin trabajo, tengo un hijo en el colegio y no tengo cómo pagar un médico privado", dice.
Hasta ahora ninguna de las organizaciones solidarias que han comenzado a movilizarse luego de la tragedia ha contactado con ella. No la ha visto ningún médico, tampoco ha recibido la visita de los investigadores.
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