Nei Kung, la batalla interior

Las lunes por la noche, en un dojo ubicado sobre la avenida Cacique Lambaré, el autodominio, la concentración y la vitalidad se evidencian en los estudiantes del arte del poder interno, como se lo conoce al Nei Kung, un arte marcial filosófico de gran aceptación entre personas interesadas en experimentar una disciplina que propone mejorar la calidad de vida. Se trata de un método no violento pero de intensa actividad, recomendado para niños, jóvenes y adultos que buscan aprender combate de manera segura y pedagógica.

“El Nei Kung se origina cuando el príncipe Bodhidharma va a la China y atraviesa muchos conflictos por no poder adaptarse el pensamiento chino de ese entonces, por eso decide insertarse en el templo Shaolin y allí observa cómo los monjes eran atacados por bárbaros que se aprovechaban de ellos por su debilidad. Es por eso que Bodhidharma estructura el proceso de formación de esta disciplina trabajando sobre la línea médica y la preservación de la salud”, explica el maestro Héctor Torres, director nacional del Instituto de Artes Marciales Filosóficas Bodhidharma Paraguay y cinturón negro segundo grado en Nei Kung.

“La disciplina fue enseñada de manera externa hasta el siglo III d.C., después se cierra y se transmite solamente entre maestros y discípulos, hasta que en la década del 50 el monje chino Cheng King Chuan sale del monasterio y busca discípulos, abre escuelas y luego de un tiempo contacta con Michel Echenique Isasa, quien fue el gran reestructurador del Nei Kung”, refiere Torres.

En ese proceso de readaptación, Echenique Isasa tomó como base uno de los libros más ancestrales de la China, conocido como el I Ching. El texto está desarrollado en base a unos símbolos que representan realidades de la naturaleza humana y el universo, representados en 64 hexagramas. “Cada hexagrama tomó forma cuando empezaron a clasificarlos y así aparecieron los que guardaban relación con la formación del carácter, las habilidades tácticas, habilidades estratégicas, etcétera. Si nosotros entrenamos Nei Kung de manera completa, terminamos desarrollando todo un sistema de combate en el que encontramos técnicas de disciplinas como jiu jitsu, judo, muay thai y otras”, describe Torres.

Vencerse a sí mismo

Entre los objetivos de la práctica del Nei Kung, se encuentran la superación del miedo a través de la técnica, superación del dolor a través del conocimiento de la fuerza interior y superación de la ignorancia a través del espíritu de la sabiduría del poder interno. El objetivo primordial es la eliminación de la confrontación por medio de la aplicación del poder de la inteligencia.

“La filosofía primordial del Nei Kung es fomentar siempre la no violencia, vencer sin luchar, ese es el ideal del guerrero en cierta forma, porque ya Siddharta Gautama decía que mejor que aquel guerrero que vence a mil hombres en combate es el que se vence a sí mismo. Cuando aprendemos a dominar nuestros impulsos ya no necesitamos enfrentarnos a nadie, ahí automáticamente uno cambia de actitud”, expresa el instructor.

Torres destaca que el entrenamiento en este método empieza por el descondicionamiento del cuerpo, que consiste en lo contrario a lo que normalmente se realiza al entrenar un arte marcial. “La gente habitualmente condiciona al cuerpo para que este reaccione de una manera determinada, cuando hacemos esto no pensamos, simplemente nos movemos por reflejos condicionados. Al movernos de esa manera podemos hacer cosas que nosotros no queríamos, porque el cuerpo responde a una necesidad externa. Pero cuando hay una acción consciente, el cuerpo se mueve en función a la necesidad y no en función a las circunstancias, ahí aparece el proceso de descondicionamiento del cuerpo”, dice.

“Cuando aprendemos eso no necesitamos levantar el brazo, no necesitamos desarrollar un sentimiento de violencia porque podemos vencer al adversario sin necesidad de enfrentarnos a uno. Con cambiar la actitud, tener un buen sentimiento, un buen semblante, se puede anular a un adversario y eso lo podemos encontrar en estilos específicos de artes marciales. En una situación de agresión, solo con cambiar de posición o con tomar una dirección distinta en un combate, automáticamente el oponente se anula. Pero eso se logra después de mucho entrenamiento”, aclara.

Meditación y respiración

Una clase de Nei Kung se inicia con una meditación que puede durar entre 3 y 5 minutos para los principiantes, la cual se extiende progresivamente con el tiempo de práctica. Luego se prosigue con técnicas de respiración para pasar después a los ejercicios de Chi Kung, que consisten en un trabajo con la energía para purificar los órganos.

“De ahí pasamos a las técnicas marciales, pasamos a trabajar técnicas de ritmo y coordinación para aprender a utilizar el cuerpo y en cierta forma dominar el movimiento sin reacción. La idea es que el cuerpo empiece a trabajar de manera natural, sin condicionamiento, agregamos técnicas de forma y trabajamos un entrenamiento táctico para los niveles más avanzados”, agrega Torres.

Posteriormente, vienen los trabajos de anticipación que permiten al practicante adelantarse a los movimientos del adversario a través de la observación de la mecánica del cuerpo. Por último, la instrucción se centra en las técnicas marciales durante el combate, en donde es habitual un combate suave que aumenta de intensidad según el nivel de alumno.

“Uno de los mayores beneficios de la práctica de esta disciplina es la posibilidad de poder liberarnos del estrés porque los ejercicios permiten que uno se libere de muchas tensiones. El estrés es tensión acumulada que nosotros imprimimos en el cuerpo a través de nuestras emociones y pensamientos”, finaliza el maestro.

El objetivo primordial es la eliminación de la confrontación por medio de la aplicación del poder de la inteligencia.

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