JERUSALÉN (EFE, AFP). El ejército israelí informó el lunes que había frustrado “un intento de infiltración de una célula terrorista” en su territorio y abrió fuego contra hombres armados justo después de que cruzaran la frontera norte con el Líbano.
Después de evaluar la situación, el ejército ordenó reforzar la zona con sistemas de inteligencia, armamento con capacidades avanzadas y unidades especiales, informó un portavoz militar.
Todo ello se produce tras un pico de tensión que anteayer por la tarde activó la alerta de seguridad en la demarcación que divide estos dos países.
Según informó Israel, un comando de Hizbulá intentó infiltrarse en territorio israelí, por lo que las tropas abrieron fuego y el grupo extremista respondió con disparos.
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Hizbulá ya amenazó antes con vengar la muerte de uno de sus miembros en un ataque la semana pasada en Damasco que se atribuyó a Israel, y tras el incidente de anteayer aseguró que la venganza “está definitivamente en camino”.
Ante el temor a un ataque, las tropas israelíes siguen en guardia para impedir cualquier agresión, y según el Canal 12 de noticias, el aparato militar detectó que Hizbulá también está en alerta máxima al otro lado de la frontera.
“No recomiendo que nadie ponga a prueba al ejército o a Israel, estamos decididos a defendernos”, advirtió ayer el primer ministro Benjamín Netanyahu que visitó el área y se reunió con altos cargos militares.
Según el jefe de Gobierno, todo lo sucedido “es resultado de los intentos de Irán” y sus aliados libaneses “para afianzarse militarmente” en la región, y acusó al líder de Hizbulá, Hasan Nasralá, de servir intereses iraníes a “expensas del Líbano”.
Las autoridades libanesas también reaccionaron ayer a la tensión. El primer ministro Hasan Diab pidió “precaución en los próximos días”.
A su vez, instó a Naciones Unidas a implementar la resolución 1701, adoptada por el Consejo de Seguridad en 2006 para poner fin a la última gran guerra que enfrentó a Israel e Hizbulá.
En 34 días, este conflicto causó 1.200 muertos libaneses y 156 israelíes.
En esta ocasión, según analistas, tanto Israel como sus enemigos libaneses quieren evitar una fuerte escalada, pero la desconfianza aún es alta.
