El equipo legal del presidente Donald Trump, liderado por Rudy Giuliani y Jenna Ellis, ha recorrido los estados de Pensilvania, Arizona, Michigan, Georgia, Wisconsin y Nevada, para presentar su caso, con decenas de testigos exponiendo presencialmente, y centenares más, a través de declaraciones juradas.
Los testimonios van dibujando un panorama cada vez más inquietante sobre lo que ocurrió alrededor de las elecciones generales llevadas a cabo hace un mes.
Las declaraciones de esos testigos han revelado más hechos irregulares, además de los ya conocidos desde un principio, como el impedimento a los observadores republicanos de fiscalizar el escrutinio; o la suba repentina de decenas y hasta centenas de miles de votos a favor del candidato Joe Biden, en horas de la madrugada, cuando supuestamente se había declarado el cese del conteo en varios lugares; o que las máquinas contabilizadoras registraban como un voto para Biden papeletas que tenían marcado el voto para Trump.
Se mostraron videos de circuitos cerrados, en los que se observa que tras anunciar que el escrutinio será suspendido durante la noche, varias personas permanecen en el local durante horas, hasta la madrugada, manipulando y cargando papeletas electorales; antes de que, a la mañana siguiente, se mostrara que la enorme ventaja en votos que poseía Trump, se esfumaba, y pasaba a liderar Biden.
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Una testigo relató cómo presenció en primera persona cuando la máquina contadora marcaba como votos para Biden papeletas que en realidad eran votos para Trump.
Cuando denunció este hecho, le dijeron que lo que ya estaba en el sistema, no podía ser cambiado.
Relató que fue testigo de múltiples casos de esos.
Se denunció también la desaparición de, por lo menos, una cincuentena de memorias utilizadas para registrar los votos.
La falta de fiscalización de las papeletas recibidas por correo es de proporciones enormes, con centenares de miles de votos no verificados adecuadamente.
Las diversas legislaturas estatales deberán decidir qué hacer con todos estos testimonios.
La Constitución estadounidense establece que dichas legislaturas pueden nombrar los electores de sus estados, si entienden que la votación general no resultó confiable.