Laguna Cerro: Defensa pide investigar a otra curtiembre

El ex diputado Bernardo “Lalo” Villalba y actual abogado de Rogelio Ferreira Martins -dueño de la curtiembre Waltrading- sostuvo que no recibieron aún la copia de la resolución de la jueza Elsa Idoyaga, de Limpio, en la cual se ordena la reclusión de su cliente a la penitenciaría de Emboscada. Cabe recordar que la magistrada ordenó prisión preventiva para Ferreira Martins por los hechos de procesamiento ilícito de desechos y perjuicio a reservas naturales.

Su empresa es señalada como la principal responsable de la alta contaminación que sufrió el año pasado la laguna Cerro, ubicada en el barrio Santa Lucía de la compañía Piquete Cue de la ciudad de Limpio. Sobre el punto, el representante legal de la firma indicó que en estos días nuevamente verán para obtener la copia para analizar una apelación o una eventual revisión.

Según manifestó, lo que contaminó la laguna fue aceite, grasa, cromo y una cantidad alta de material fecal y no así la materia prima que empleaba la empresa acusada. “Se allanó el local de Waltrading y se encontró cal y sulfuro de sodio. Y nada de eso se encontró en la laguna y por eso es difícil determinar de que Waltrading contaminó. Esa laguna viene siendo contaminada hace años y Waltrading funcionó solamente 22 días”, remarcó y agregó que las autoridades deben también poner ojo a la otra curtiembre que opera desde hace tiempo en la zona, que es Lecom.

Respecto a la resolución, dijo que ni la fiscalía ni la defensa fueron notificados pero sí “la prensa”. Villalba refirió que el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades) se tomó literalmente con su cliente y no tiene el mismo trato con la otra curtiembre que también funciona lindante a la laguna. “Es la empresa protegida del Mades”, expresó Villalba.

Vecinos piden celeridad

Los vecinos de los barrios Santa Lucía y San Francisco piden que se dé celeridad a este tema, ya que se cumplirá un año de que el caso tomó estado público y notoriedad internacional.

La laguna en cuestión se había teñido de rojo y expedía un nauseabundo olor, por lo que fue intervenida varias veces la firma Waltrading.