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El sacerdote Isidoro Cabral Masqueda (72) fue condenado por casos denunciados en el año 2019 en los que fueron víctimas dos niñas de 11 y 12 años de edad cuando se desempeñaba como cura párroco de Mayor Otaño, distrito ubicad en el nordeste del departamento de Itapúa. El tribunal de sentencia, conformado por los jueces Gustavo Arzamendia, Diana Aranda y Liz Sanabria de Gneiting encontró culpable al acusado.
El eclesiástico estaba a cargo de una parroquia de Mayor Otaño cuando cometió abusó con manoseos de las niñas que se desempeñaban como monaguillas, es decir, eran sus ayudantes en las ceremonias religiosas, de acuerdo a los datos.
La denuncia fue realizada por la madre de una de las víctimas el 10 de octubre del 2019. El fiscal de la causa, Héctor Garay, alegó que solicitaron los seis años teniendo en cuenta la avanzada edad del abusador y también porque no hubo acceso carnal.
El cura se encuentra con arresto domiciliario desde que inició el proceso judicial. En principio el fiscal Walter Castro solicitó la prisión preventiva y el sacerdote fue encarcelado en el Centro de Rehabilitación Social de Itapúa (Cereso) y posteriormente fue beneficiado con la medida alternativa del arresto domiciliario.
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Tenía condena por casos similares
Cabral ya tenía antecedentes por hechos similares y una condena firme por abuso de hace unos 10 años en Saltos del Guairá, en el departamento de Canindeyú. No obstante, seguía ejerciendo el cargo religioso.
En el año 2007 habría cometido habría abusado de una mujer con voto de castidad, por lo que fue condenado en las tres instancias a 2 años de prisión en el año 2012.