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Mientras tanto, crece el kuerái de la gente contra la fiscal Sandrucha, títere del Patrão, que se sostiene solamente porque le es fiel y obsecuente a él.
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El dipu Cachi-bachi pretende convencer de que las críticas contra Sandrucha es cosa de unos cuantos políticos que firmaron un pronunciamiento.
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Inútil explicarle a este bodoque que en esa lista de firmantes están varias personalidades de la cultura, el empresariado, etc. No debe conocer a nadie.
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Cachi-bachi también dijo que los más perseguidos por la fiscalía son los colorados y, para probarlo, leyó una lista de espectables dirigentes con problemas judiciales.
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La lista la encabezaban Ramón y Oscar González Daher, Javier Zacarías Irún, José María Ibáñez, Ulises Quintana... toda gente intachable, vea usted.
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Che Dios, a esos de la lista la que los persigue no es Sandrucha sino la honestidad y la honradez... y nunca los pueden alcanzar.
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Lo único que falta es que hagan una denuncia ante la CIDH, se declaren presos de conciencia y pidan asilo en un país europeo. ¡Juaz!
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Es difícil que corra el juicio político contra Sandrucha en la Cámara de Diputados, porque allí tiene varios caraduras que actuarán de cómplices.
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No son solamente colorados, también liberales a sueldo del Patrão que hace rato perdieron cualquier resto de vergüenza.
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Sin embargo, la presión y el disgusto popular, que va en aumento cada día, puede hacerles retroceder.
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De lo que seguro no pueden salvarse estos sujetoides es de la sentencia popular. Menosprecian a la gente que seguramente les dará su opinión en las urnas.
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Los coloretes, que siempre se jactaron de la “democracia interna” en su partido porque siempre competían por las candidaturas, ahora inventaron la “concordia” para dejar eso sin efecto.
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En las elecciones municipales se verá si el consenso del que se jactan ahora es real o si se trata, como muchas veces, de una imposición de las cúpulas partidarias que deja de lado lo que quieren los afiliados.
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Tras el “moõpiko che aikuaáta”, ¿cuál será la frase célebre de Abdito de la próxima semana?