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Más de un año después del inicio de la pandemia del covid-19, no podemos decir que estamos igual... pues estamos peor.

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Nos vamos acercando a las 5.000 personas muertas por el virus y con una crisis sanitaria que golpea y humilla sobre todo a la gente más humilde.

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Las historias que escuchamos y leemos a diario sobre gente que perdió a sus seres queridos y además quedó endeudada por varios años y en quiebra, desesperan.

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La proverbial solidaridad de paraguayos y paraguayas se hace presente, pero no podemos seguir dependiendo de eso. Todo tiene un límite y necesitamos que el Estado se haga presente.

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El Presidente y su entorno deben salir del termo en el que se encuentran y buscar soluciones. No se puede seguir jugando con la paciencia ciudadana.

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Mientras nos debatimos contra los contagios, las noticias sobre nuestro país que trascienden son la falta de vacunas, la crisis del oxígeno y la corrupción.

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Aparecemos en las listas de violadores de los Derechos Humanos y el diputado Ulises Quintana se convierte en el tercer personaje político calificado de “significativamente corrupto”.

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Los hechos de corrupción ligados a la compra de insumos y medicamentos, no merecieron el castigo ejemplar que se esperaba.

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La impresión que da a la ciudadanía es que existe un contubernio y complicidad entre pseudoempresarios, jueces y fiscales y algunos políticos.

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Y, en vez de dar el ejemplo, el presidente del Senado, Cachito Salomón, atizó la rabia ciudadana, aprobando aumentos a sus funcionarios en plena pandemia.

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De yapa, en la Cámara de Diputados, por enésima vez, aprueban un autoblindaje para hacer casi imposible que sean expulsados cuando incurren en el uso indebido de influencias.

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Buscan excusas absurdas para contrariar lo que dice la Constitución y pretenden establecer una mayoría que solamente existe en su increíble desvergüenza.

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Personajetes como el diputado colorado Ever Noguera, investigado por un hecho de corrupción, no tiene empacho para plantear el “autoblindaje”.

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En el anterior periodo, con el Patrao a la cabeza, ya se intentó aprobar un autoblindaje, pero la presión ciudadana lo impidió.

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Estos impresentables a lo único que les temen es a las publicaciones y el escrache público, porque saben que en el Poder Judicial pueden zafar con el mismo dinero que obtuvieron a través de sus prácticas corruptas.

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Desde Caaguazú, comentan que en la Cooperativa 8 de Marzo, liderada por el “celebérrimo” excomisario Carlos Núñez, violan la ley al hacer publicidad electoral fuera de tiempo.

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En el local de la cooperativa, sin ninguna vergüenza, tienen pegada la calcomanía del precandidato a intendente, Claudio Garcete Godoy.

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El tal Garcete Godoy es kavaju del excomi Carlos Núñez y por eso se permite violar alegremente la ley. ¿Será que los socios de la cooperativa están de acuerdo?

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Por si la pandemia y la crisis económica no fuesen suficientes, la ciudadanía debe soportar en las últimas semanas la falta de transporte público.

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Quienes salen todos los días para ir a trabajar deben calcular en cuánto tiempo llegarán a su trabajo, ya que las escasas unidades no siempre se quedan en todas las paradas.

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Menos mal que este es “el gobierno de la gente”. No queremos imaginarnos lo que sería de nuestras vidas de haberse declarado “contra la gente”.

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