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Están “calentitos los panchos” en las carpas de “Horror Colorado” con esta denuncia por los supuestos hechos de lavado de dinero, contrabando enriquecimiento ilícito y declaración falsa.
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Encima ya está comenzando a tener repercusión internacional, especialmente en Washington, DC y Brasilia. ¡Cham!
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Ña Sanrra y su freezer quedaron como verdaderos floreros en este caso. Tal vez por cortesía le envíen una copia de la denuncia de 30 páginas. Pero al santo cohete porque ni carpeta de investigación abrirá.
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Ahora sí que la Quiñónez se encuentra entre la espada y la pared porque los hechos denunciados por Giuzzio se basan en las DD.JJ. que el propio HacheCé declaró ante la Contraloría.
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Los cartistas quedaron tremendamente mal parados con el proyecto de ley de emergencia sanitaria. Priorizaron la venganza contra el Gobierno antes que la salud de los niños de 5 a 11 años.
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Si así nomás piensan gobernar este país, dejen nomás. Ya lo había dicho el exministro de Salud y actual senador Tony Barrios que los cigarrillos no dañan la salud. No fue un chiste eso.
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Reventó las redes sociales ayer con el caso del pastor Abreu. Desde el ministerio justifican que todos tienen derecho a la salud. Es muy cierto, incluido este señor. Pero está a la vista que en Paraguay si no tenés “padrino” no tenés derecho ni a una pastilla.
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Durante la era Mazzoleni, los padres de una niña se encadenaron frente al Ministerio de Salud para que el Gobierno pueda comprar un medicamento que requería para seguir viviendo.
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Tuvieron que llamar públicamente la atención de las autoridades para que le hagan caso. No hay derecho.
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Lo que se cuestiona es el privilegio y la atención selectiva de la salud pública hacia ciertos ciudadanos. Esa frase poética de que “todos tienen derecho” hasta parece una respuesta burlona.