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A pasos agigantados empujan al país hacia el totalitarismo, como en la Nicaragua de Ortega y Venezuela de Maduro. El proyecto contra las ONG no es otra cosa que acallar voces críticas.
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Si fuesen tan sensibles a la calidad del gasto hubiesen primero puesto sus ojos en las binacionales, a los recursos de Fonacide y Royalties que se convierten en un “carnaval” para algunos intendentes y gobernadores, etc.
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Pero en estos temas no quieren intervenir porque representan beneficios para sus correligionarios y amigos. Ahí está la diferencia.
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Lizarella por ejemplo leyó un libreto que le pasaron. El autor del escrito evidentemente está enojado con las ONG que investigó los Panamá Papers. La senadora no pilló, leyó nomás como si manejara el tema.
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A propósito, ¿esta señora le preguntó a su marido dónde están los G. 500.000 millones de los ciudadanos de Asunción? La preocupación debe comenzar por casa, ¿verdad?
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Ahora se viene una Ley de Prensa, que bajo un disfraz constitucional buscará limitar el trabajo periodístico que tanto les molesta. No olvidemos que en la imputación “orquestada” aparece la prensa como parte de la ñembo conspiración anticartista.
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Una vez que logren el plan anti ONG y la Ley de Prensa irán por la reelección para que el “Patrão” vuelva al poder. El camino está allanado porque gran parte de la oposición con representación parlamentaria cruzó el Rubicón.
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El transfuguismo se convirtió en un buen negocio para los ñembo opositores.
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Un lío bárbaro se le está armando a Santítere en el sector salud. ¿Cómo va a sostener los cuatro años? Muchas promesas pero poco resultados.
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Y ojo que en setiembre, cuando se trate el presupuesto para el 2025, comenzará la procesión de sindicalistas del sector público al Congreso.