Cuando los sueños llegan a Hollywood

Este artículo tiene 14 años de antigüedad

No muchos saben que hay una paraguaya que, a base de talento y esfuerzo, ha logrado posicionarse en una industria espinosa pero por demás inspiradora.

Al momento de elegir una carrera, la pequeña Lidia le comentó a sus padres de sus deseos de ser actriz. Ellos, abrumados, intentaron disuadirla. Pero no fue posible. La pasión por la actuación ya era parte de su vida.

Y no fue en vano. Su cara ha sido vista por millones de espectadores en numerosos comerciales de la televisión internacional. En la televisión norteamericana formó parte de productos como Reyes y Rey (1998), Resurrection Blvd. (2001), y Strong Medicine (2002). Entre una lista de más de diez largometrajes, se destacó en el cine con sus personajes en Ladrón que roba a ladrón (2007), Lean Like a Cholo (2010) y Guadalupe the Virgin (2011).

A pesar de haber vivido en diferentes países, lo que le permitió aprehender un importante bagaje cultural, los primeros pasos de su carrera los dio en Paraguay; entonces nuestra televisión aún estaba lejos de tener un rigor profesional. "La industria no estaba muy desarrollada entonces. Recuerdo que cosas supuestamente sencillas como contratar actores, buscar locales en donde filmar, etcétera, era mucho más complicado porque la gente no entendía bien lo que implicaba. Asimismo recuerdo ese tiempo con cariño. Aprendí muchísimo en un entorno sin riesgo y no muy competitivo. Me dio la oportunidad de entrar de lleno en un ámbito que hubiese requerido de más créditos en otros países", reconoce Pires, quien hoy reside en Los Ángeles y ya es un referente de que el sueño americano aún es posible.

Enamorada del arte, Lidia se afianzó en la producción, en la escritura de guiones y hasta en la pintura. Aunque reconoce que la industria del entretenimiento conlleva grandes altibajos, ella no se detiene y espera el gran futuro que se asoma.

Sentada con su mate al lado –costumbre que, según ella, adquirió en la distancia y ya de adulta– Lidia Pires accedió a charlar de su carrera, de su presente y de sus sueños.

–¿Cómo nació en Lidia su pasión por la actuación?

–Desde joven el cine y la televisión me encantaban. Más allá de disfrutar las imágenes e historias, me fascinaba la capacidad que tenían los actores de hacerme reír, llorar, entretenerme e involucrarme de lleno en sus experiencias. 


Cuando llegó el momento de elegir una carrera, le presenté a mis padres mi resolución de ser actriz. Decisión que ellos no veían como opción profesional y de la cual me disuadieron prontamente. De igual manera quedó latente en mí el deseo de pertenecer de alguna manera a esa industria que yo consideraba mágica.

–Te criaste en diferentes países, lo que permitió que absorbieras diversas culturas. ¿De qué manera influyó esto en tu sensibilidad y madurez artística?

–El haber tenido la oportunidad de crecer en diferentes países me ayudó a respetar y entender distintas culturas. Sobre todo me enseñó a asimilarlas y hacerlas un poco mías. A veces, para ser aceptada en mi nuevo entorno, tenía que ajustarme o directamente tomar otra personalidad o personaje -por lo menos temporalmente-. Me enseñó, por necesidad, a realmente escuchar lo que me decían para aprender la dinámica de mi nuevo país. Una importante lección, ya que gran parte de la actuación es escuchar y así reaccionar a lo escuchado.

 

Me trasladé a Los Ángeles al presentárseme la oportunidad de trabajar en producción. Ser productor es muy gratificante pero altamente estresante.

Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy


Un día, hablando con un amigo me sugirió que fuera a una audición de un comercial. Fui y conseguí el trabajo. Esto me brindó entrada a SAG, el sindicato de actores. El primer día en un set en el que no tenía que estar pendiente de nada más que mi actuación fue como una liberación. En el campo de la televisión y el cine es indispensable una buena dosis de suerte y yo fui extremadamente afortunada. 


De allí me avisaron de una audición para una serie televisiva. Fui y conseguí el trabajo. Esto me brindó la entrada a AFTRA, el otro sindicato de actores. De ahí en más estaba definido en mí que me concentraría en la actuación.

–Tu pasión por la actuación se desliza entre el cine y la televisión. ¿Dónde Lidia es más feliz?

–Los dos son similares pero probablemente en televisión es donde me encontrarás más feliz, pues es más inmediato. El proceso es menos tedioso, pero principalmente se debe a que no hay meses de espera para ver el producto terminado. 

 

 

–La nomenclatura de "pintora" me queda demasiado grande. Tan solo es un hobby que me ayuda a pensar y a centrarme. Amo actuar, de la misma manera que me gusta pintar. Necesito canalizar mi lado creativo siempre y no veo ninguna razón de limitarlo a tan solo una expresión artística. Las técnicas son distintas pero la esencia es la misma, pues tienes que tener pasión por cada una de esas expresiones o si no se imposibilita hacerlas.

– ¿Alguna vez te discriminaron por ser extranjera o, más precisamente, por ser latina?

–La verdad es que han sido muy contadas las ocasiones en que me he sentido discriminada por ser latina. Es posible que haya sido más difícil el conseguir una audición para un papel en particular, pero una vez en la oficina de casting se me ha dado la misma consideración que a otros. 

–Formaste parte de productos como Resurrection Blvd. (2002), Ladrón que roba a Ladrón (2007) y Guadalupe the Virgin, próximo a estrenarse. ¿Cuál fue el mayor desafío que te dio tu carrera, hasta el día de hoy?

El desafío no radica en el trabajo en sí. Esa es la parte, tras constante capacitación y experiencia adquirida a través de los años, en la que me siento más en casa. El desafío, si se lo puede llamar así, es el no dejarse desanimar por los espacios de tiempo en que uno no trabaja. Esta industria es de grandes altibajos. Largos tiempos en el que uno no está en efecto actuando. Es en esos momentos (atravesado por grandes y no tan grandes actores por igual) en que uno tiene que echar mano a la autoestima y no dudar que uno ha elegido la carrera adecuada.

 

En lo que se refiere a directores, estoy más o menos en las mismas. Hay tantos a los que respeto...

–Dentro de tus necesidades creativas avanzaste hasta animarte a la escritura o análisis de guiones. Incluso corregiste guiones en algunas producciones en las que trabajaste. ¿Cómo nace el descubrimiento de la dramaturgia?

–Siempre me gustó escribir. Mis amigos me daban sus disertaciones para que les haga sugerencias y corrigiera errores ortográficos. Eso, emparejado con el hecho que aspiro al mejor producto posible me condujo a empezar a dar sugerencias a escritores cuando hacía un casting o cuando me daban guiones para leer. Descubrí que tenía una cierta habilidad para ello. Un escritor/director le dijo a otro y terminé haciéndolo en más de una ocasión. 

Por supuesto que cuando trabajo como actriz limito mis sugerencias a cómo se expresaría mi personaje.

–Tu espíritu de superación no logra vencer a tu corazón solidario, tal es así que  formás parte activa de asociaciones de voluntariado. ¿Cómo nace este compromiso, y cuáles son tus acciones?

–Creo firmemente en devolver de alguna manera a la comunidad que te acepta y envuelve. Trabajo en una industria a la que quiero y que me brinda mucho tiempo libre. Es mi deber como persona, emplear ese espacio en algo que pueda enriquecer a otros. 


Mi primer trabajo voluntario surgió de una entrevista que le hice a una persona que estaba involucrada en llevar servicios médicos a México. Me interesó mucho y le pedí ir en su próximo viaje en función de traductora. De ahí en más me enganché en distintos programas como voluntaria, utilizando mi conocimiento de idiomas, mis artes dramáticas y las de locución.

–De un tiempo a esta parte hubo un claro crecimiento dentro de la ficción paraguaya. ¿Cómo ves, a la distancia, al audiovisual nacional?

–Tenemos tanto talento en nuestra tierra que tan solo necesita un empujoncito para desarrollarse apropiadamente. Me anima enormemente que ahora se está dando a conocer internacionalmente lo que podemos hacer. Hay muchos que inclusive se capacitan aquí y regresan con nuevas técnicas y conocimiento, empleándolas para contar historias que son intrínsecamente nuestras. Tengo un sobrino que, tras haber estrenado su película en Asunción, así lo hizo. Claro que hay todavía mucho camino que recorrer pero se han dado pasos realmente gigantescos y confío que así continuará.

–¿Cuáles son tus nuevos proyectos? ¿Hay planes de regresar al Paraguay?

 

–Los primeros cuatro meses del 2010 los pasé en Paraguay, desafortunadamente por motivos muy tristes. Mi madre falleció en enero y mi padre en febrero. Por ende, al regresar a Los Ángeles me di un poco de carta blanca hasta que estuviese preparada a retornar al trabajo. 


Filmé dos películas de largometraje en papeles coprotagonista. Una titulada "Mamitas" con el venerable actor mexicano, Pedro Armendáriz. La otra, "Guadalupe, The Virgin" de una directora argentina, Victoria Giordana. Es un papel en el que soy la madre convaleciente de la protagonista, una prometedora actriz mexicana, Diana García. Las dos películas se estrenarán este año.


Empecé el 2011 filmando un episodio de una nueva serie televisiva, "Southland".

–Indicando una nueva década y hurgando en un futuro luminoso, ¿cuáles son los sueños de Lidia?

–Me encanta la expresión "futuro luminoso". Dios te oiga. Mis sueños son más bien dentro del ámbito personal. En el ámbito profesional espero tan solo seguir trabajando en forma consistente en papeles que me desafíen y me intriguen. Recientemente se presentó la posibilidad de hacer algo en Paraguay y eso es algo que, por supuesto, me agradaría inmensamente.