Kiri kiri’i

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Kiri kiri'i hembra (Falco sparverius cinnamominus), fotografía gentileza de Oscar Rodríguez (Paraguay Birding & Nature), CON - Paraguay
Kiri kiri'i hembra (Falco sparverius cinnamominus), fotografía gentileza de Oscar Rodríguez (Paraguay Birding & Nature), CON - Paraguay

Especies números 23 y 24 del manuscrito, y 41 de los Apuntamientos de Félix de Azara, con las denominaciones de Halconcito 1° (macho) y 2° (hembra), y de Cernícalo (macho y hembra en la misma descripción), respectivamente.

Félix de Azara no tuvo mayor información sobre el nombre común de esta ave, en sus Apuntamientos solo indicó que la llamaba Cernícalo, porque tal vez lo es, aunque en el Paraguay le denominan halconcito.

Bertoni (Vocabulario) recoge para ella el de Kirí Kirí, del que dice es onomatopéyico y que, por error, en algunas partes del Brasil y del Paraguay llaman así al Milvago (Milvago chimachima); y Gatti (Enciclopedia) dice que solo en el Brasil se da a esta especie el nombre de Kirí kirí pues, en nuestro país, corresponde al Milvago chimango.

Actualmente se conoce aquí al Milvago chimachima con el nombre de Kiri kiri; al Milvago chimango con el de Kara kara’i; a esta especie con el de Kiri kiri’i; y, con el de Kiri kiri guasu al Falco Femoralis y al F. deiroleucus.

Describió Azara al macho y a la hembra de esta especie; del macho anotó que era “muy familiar y doméstico en casa de un individuo de San Joaquín, pero le faltan muchísimas plumas, que harán incompleta esta descripción. Es especie de cernícalo”, y de la hembra, de la que tuvo dos ejemplares que cazó con un día de diferencia en las Salinas, lugar en el que en otras ocasiones había visto a más individuos, siempre solos y posados en lo alto de los árboles. En sus Apuntamientos consignó que la especie:

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“Abunda en el Paraguay, pero escasea mucho en Montevideo, quizás por falta de árboles y de edificios grandes”.

Nomenclatura

Sonnini dijo, comentando la descripción de Azara sobre la hembra de la especie, que aunque se insinuaba muy semejante a la Cresserelle d’Europe (Falco tinnunculus), presentaba algunas diferencias notables, correctamente observadas por Azara, en el tamaño, los colores, y hábitos, por lo que no podía asegurar que fuera de la misma especie.

Agregó que Azara, con gran exactitud, reconoció a su Cernícalo en el pájaro mencionado por el padre Dutertre con el nombre de Gry-gry (Hist. Nat. des Antilles, 2, pág. 253), que es el que los colonos de Santo Domingo llaman Malfini, al igual que Brisson y otros naturalistas; y que, dicho Malfini, es conocido también como Émerillon de la Caroline (Falco sparverius).

El citado Gry-gry está retratado en las estampas iluminadas de Martinet números 444 y 465, con los nombres de Émerillon de Cayenne (macho) y Émerillon de St. Domingue (hembra) respectivamente.

El Cernícalo de Azara es un Falco sparverius pero de la subespecie cinnamominus, clasificada por Swainson con el nombre de Falco cinnamominus (1837, Animale Menageries, p. 281) a partir de un ejemplar procedente de Chile que formaba parte de la colección del botánico inglés William Jackson Hooker.

El epíteto que identifica a esta ave corresponde a la palabra latina cinnamominus/de color canela, porque esta subespecie tiene la punta de la cola, y la segunda banda de la pluma exterior de la cola, acaneladas en lugar de blancas.

Costumbres

Sobre las del Kiri kiri’i consignó Azara en su manuscrito que: la hembra anda siempre sola; que se para en lo alto de los árboles para atisbar desde ahí su alimento; que come insectos; que su vuelo es de Halcón, aunque no coge pájaros; y, que en ocasiones suspende su vuelo, quedándose como parado en el aire, de donde atisba lo que puede comer; y, que el macho -según le dijeron- come carne y en el campo vive de pajarillos y caracoles, y -según algunos- que ataca las perdices; y, que “su situación ordinaria es lo más alto de las palmas u otros árboles secos, de donde sin embarazo atisba la presa, manteniéndose entre tanto inmóvil”.

En sus Apuntamientos mencionó, además, que:

“No es arisco (…) En la libertad subsiste de grillos, lagartos, ratoncillos, viboritas, y otros insectos y reptiles chicos. También le he visto coger, como las golondrinas, al vuelo hormigas aladas, sin que nunca haya notado que persiga pajaritos: solo en una ocasión cerca del Río de la Plata vi que una pareja embistió a un inambuí, y que le pillaron. Y también le he visto perseguir murciélagos. Si algún caracará u otro pájaro grande se acerca a donde tiene su nido, le ataca y ahuyenta. Canta quieto y volando, y se suele posar en las cruces y veletas de las iglesias y torres”.

Nido

Sobre el nido de esta ave anotó Azara en su Manuscrito:

“cría tres o cuatro hijos en los agujeros de los troncos, según dicen, y en los meses de noviembre y diciembre”; y, en sus Apuntamientos:

“pone dos huevos blancos en agujeros de tronco o de los pórticos de los templos. Me los han traído: son poco más agudos en un extremo, y sus ejes diez un medio y ocho un cuarto de líneas; pero el segundo huevo es un poco menor. Los pollos se parecen luego a los padres, y suelen criarlos en las casas con carne cruda, ratoncitos y pajarillos, porque se familiarizan mucho”.