Se inicia en el Biggie en Augusto Roa Bastos y San Marcos, y se junta con las aguas negras que arroja Urbana unas cuadras más abajo en Roa Bastos y San Lucas desde hace 20 días, sin que la Essap mueva un dedo para evitar que el agua limpia se pierda.
La municipalidad tampoco multa a los negocios que arrojan sus aguas servidas que destruyen el asfalto.