Joshua Duerksen corre en los circuitos europeos como si siempre hubiera conducido un monoplaza. El anhelo del piloto de 15 años brotó en un país que ni siquiera cuenta con un circuito para esta categoría del automovilismo, pero el sueño y el apoyo familiar, llevaron al paraguayo a la Fórmula 4. El joven vive su primera experiencia, pero en nueve meses demostró que el talento para manejar nació con él.

En enero compitió por primera vez en la F4 y, contra todo pronóstico, fue subcampeón en los Emiratos Árabes Unidos. Corría con pilotos que llevaban años ensayando y posicionándose en la última división de la Fórmula. Carreras ganadas, podios alcanzados y el segundo lugar en el certamen, le dieron a Duerksen el valor para continuar y subir un peldaño más: Alemania e Italia, los certámenes más competitivos del mundo.

Y allá fue, ante los mejores, los que tienen sangre en la Fórmula, que estudian, comen, corren y duermen en un monoplaza, pilotos de escuelas que son considerados como los juveniles de la F1. El compromiso iba a ser mayor, pero esto no evitó el crecimiento del paraguayo, que hoy, seis fechas después, está undécimo en la clasificación general y tercero en el rookie (debutantes) del campeonato alemán.

"Eres el arco del cual tus hijos, como flechas vivas, son lanzados... Deja que la inclinación en tu mano de arquero sea hacia la felicidad... Detrás de un gran piloto hay una gran mamá y una gran familia apoyando”, comentó Duerksen en Facebook. Y ella es Romy Dick de Duerksen, quien dejó Paraguay para instalarse en Alemania y acompañar al hijo. Pero no es la única. El manager, Danny Candia, el único compatriota en correr en la F1 , también está detrás del joven que cumplió un sueño.
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