Anécdotas de la Copa Libertadores de la B a la Z: Bondad

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Redacción Deportes, 20 oct (EFE).- El mundillo del fútbol pudo haber consagrado la noche del 6 de octubre de 1985 como una de las primeras muestras sinceras del 'fair play'.

Los libros de historia pudieron haber citado que todo comenzó en el estadio Olímpico Pascual Guerrero de la ciudad colombiana de Cali.

Se jugaba allí el partido de vuelta de una de las semifinales de la Copa Libertadores de 1985, un año antes de que la FIFA comenzara a estimular con premios y reconocimientos el juego limpio a raíz del fuerte impacto causado por el gol de Diego Maradona con 'la mano de Dios' en el Mundial de México.

El Nacional ecuatoriano había vencido a América en Quito por 2-0 el 2 de octubre. Ambos equipos tenían el rojo como predominante en sus uniformes.

En el decisivo partido de vuelta los ecuatorianos debían jugar con camiseta blanca y pantaloneta roja, equipación similar a la usada por los Diablos Rojos del América de Cali en Quito.

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Pero el encargado de la logística olvidó el acuerdo. Los uniformes de ambos equipos para jugar la vuelta en Cali eran casi idénticos.

Ya sobre la hora del encuentro los directivos del América le tendieron una mano generosa a sus rivales, que llegaban en mejores condiciones para obtener la clasificación, y ofrecieron un número de pantalonetas suficientes para garantizar la celebración del partido.

Los responsables del equipo ecuatoriano aceptaron gustosos sin percatarse de que los tamaños de las prendas eran muy justos o pequeñas para la talla de sus jugadores.

No había alternativa.

El partido comenzó, los locales saltaron al césped con el cuchillo entre los dientes, urgidos de una victoria contundente.

Por razones que entonces se desconocían, los jugadores ecuatorianos lucían incómodos, parecían trabados, muy limitados en sus movimientos.

Los comentarios de la prensa deportiva en la época coinciden en que los Diablos Rojos avasallaron esa noche a un rival lento que cayó por 5-0 sin esgrimir rebeldía alguna.

Del detalle de las pantalonetas, que no era menor, no se escribió nada.