Anécdotas de la Copa Libertadores de la V a la Z: Victoria

Este artículo tiene 3 años de antigüedad
/pf/resources/images/abc-placeholder.png?d=2393

Hernán Bahos RuizRedacción Deportes, 22 oct (EFE).- Y ahí estaba la más codiciada pasando entre manos, recibiendo caricias y apapachos, la muy admirada y reluciente siendo besada por sudorosos y emocionados hombres de blanco.

Diez partidos y 113 días después, Once Caldas escribía con las botas de sus jugadores la página más importante desde su fundación, el 16 de abril de 1947 en la ciudad colombiana de Manizales.

Era casi la media noche del 1 de julio de 2004 y el Blanco Blanco celebraba la sorprendente conquista de la edición 45 de la Copa Libertadores frente a Boca Juniors, el campeón del año anterior.

La vuelta olímpica desató la locura en el estadio Palogrande de Manizales y, quizá por ello, poca importancia se dio en ese momento a la ausencia de los jugadores rivales de la ceremonia de coronación al nuevo 'rey de América'.

Boca Juniors, que hasta 2003 había ganado cinco veces la Copa Libertadores, cayó esa noche por 2-0 en una tanda de penaltis en la que sus jugadores no acertaron un solo lanzamiento a la puerta de Juan Carlos Henao.

Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy

Los pupilos del 'Virrey' Carlos Bianchi y los de Luis Fernando Montoya habían igualado sin goles en el partido de ida jugado el 23 de junio en la Bombonera, y en la vuelta terminaron 1-1 en el tiempo reglamentario.

Y allá iba la copa encabezando una procesión ruidosa por la pista atlética del estadio mientras en la gradas rugían unos 45.000 espectadores.

Nadie lo hubiera sabido si no es porque el mismo culpable confesó tiempo después: "Yo dañé el trofeo de la Copa Libertadores".

El delantero Herly Alcázar tenía fundamentos técnicos de sobra para conducir con elegancia el balón hasta el fondo de la red del equipo contrario-

Pero muy rudimentarias maneras para tratar un símbolo.

"Después de que nos entregaron las medallas vino la celebración en grande. Agarré la copa, la besé y empecé a saltar con ella”, relató a la prensa el ahora futbolista retirado.

"Ahí comenzó el desastre, para la copa de la Libertadores. Pensé que era compacta, pero el muñeco de encima estaba sostenido apenas por un cablecito y las orejas estaban como pegadas con goma. De repente, el muñeco se salió por un lado, la tapa de arriba del balón se abrió y una oreja se cayó", describió con crudeza.

El desastre, como describió Alcázar, no aguó la fiesta y él, con rotundo descaro, prefirió fingir que nada ocurría y pasar a otro compañero el trofeo que se hacia pedazos.

"Cuando me di cuenta, pasé la copa y seguí celebrando. La verdad es que no me importó. En la emoción del momento a uno lo que menos le importa es si la copa se rompe o no. Uno puede seguir celebrando con solo media copa, como hicimos nosotros”, declaró sin una pizca de arrepentimiento.

Al reconstruir los hechos de esa noche loca, la prensa deportiva de Manizales informó que un aficionado fue recogiendo los pedazos que componían 'el muñeco' y 'la tapa' del balón.

Su gesto no fue del todo altruista pues por devolverlas para que el trofeo fuera reconstruido obtuvo una generosa recompensa de los directivos del Once Caldas.

Alcázar, quien cumplirá 46 años el 30 de octubre, un día después de la final de la Libertadores que protagonizarán en Guayaquil los brasileños Flamengo y Athletico Paranaense, hoy recuerda con alegría y mucha risa aquella insólita anécdota.

Tenía 27 años y una trayectoria aún muy sólida, no como la estructura del trofeo entregado por la Conmebol.

No obstante, su vida deportiva quedó marcada.

No tanto por el título a expensas de Boca, ni por los goles marcados a su paso por Cienciano, Sporting Cristal, Universidad de San Martín, Universidad de Chile, O'Higgins y Jaguares de Chiapas.

Alcázar sigue siendo recordado en Colombia como 'el Rompecopa'.