En Montilivi repitió en varias ocasiones un gesto. Entre sonrisas y miradas a la grada, con una mano agarró el escudo de la camiseta del Real Madrid que le reconoce campeón del mundo y con la otra lo limpió, sacándole brillo. Exhibió poderío en casa de un modesto. Gestos evitables que no deben ser respuesta a la falta de eduación. Vinícius debe aprender a estar por encima de cualquier situación hostil. Posiblemente sea fruto de la juventud pero debería escuchar con más atención los consejos de Carlo Ancelotti y de compañeros como Kroos, Benzema o Modric, quienes tras ganarlo todo, también conquistaron el respeto de cada grada.
LA CELEBRACIÓN DEL METROPOLITANO
El 120 cumpleaños del Atlético de Madrid no pudo tener una mejor celebración en el Metropolitano. De inicio a fin la fiesta fue perfecta y le acompañó el triunfo de un equipor que lució la primera equipación de su historia, de franja azul y blanca con el escudo original en el pecho.
El recibimiento a los jugadores actuales dejó una imagen para el recuerdo. Toda la afición con banderas rojiblancas al aire, unas gradas inundadas del colorido rojiblanco y 58.523 espectadores dejándose la garganta en un momento especial. "120 años después Madrid sigue latiendo en rojiblanco", mostró una pancarta entre el orgullo de una afición que disfrutó del presente y homenajeó al pasado con el reconocimiento a leyendas del club.
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LA LOCURA DE FRAN GARCÍA
Fue con todo, el lateral izquierdo del Rayo Vallecano sintiendo Vallecas en ebullición por la superioridad que mostraban ante el líder y virtual campeón de LaLiga, el Barcelona. Intuyó el balón muerto Fran García y avistó un espacio para explotar su velocidad.
De Jong se lanzó para que no se le escapara el balón rechazado, pero Fran García ya había visto la oportunidad, mordió para el robo y corrió a toda velocidad para que nadie le diera caza y definiera con facilidad de zurda ante Ter Stegen. No paró de correr tras ver el balón en la red. Enloqueció, se lanzó al suelo, gritó, se levantó, alzó los puños, buscó a su gente en la grada y le puso todo el alma. Su regreso al Real Madrid está pactado pero confesó que después de tres años inolvidables, siente al Rayo como un vallecano más.
DIAKHABY, DEL DOLOR A LA LIBERACIÓN
Siendo el jugador que iniciaba una jugada, en campo propio y como último defensor, Mouctar Diakhaby pensó en la siguiente acción en vez de en la primera. Con la vista al frente, no miró el balón y le pasó por debajo de la bota. Cyle Larin, al acecho, recogió el regalo, corrió sin que el defensa franco-guineano le derribase para evitar la tarjeta roja y definió con facilidad para poner por delante al Real Valladolid en Mestalla, donde reside una afición que esta temporada las ha visto de todos los colores. Una más.
Diakhaby se dejó caer al césped roto, con las rodillas clavadas y la cara tapada por las manos. Intentando digerir en décimas de segundo el mazazo que daba a su equipo con un error de gravedad en un momento tan decisivo para un Valencia inmerso en una pelea que jamás imaginaba. El fútbol siempre da revancha y en la segunda parte se desquitó con un testarazo que encontró el error de Masip, para evitar la derrota del Valencia en una 'final' ante el Real Valladolid. Enloqueció al quitarse el peso de encima y celebrar con los ojos desorbitados un gol tan importante.
LA AGRESIÓN DE ABDE
Apenas dos minutos estuvo Ez Abde sobre el terreno de juego del Nuevo Mirandilla. El Osasuna ganaba y pese a entrar en los últimos minutos del partido, no pensó en el marcador ni mucho menos en los riesgos que corría su acción. Golpeó a Iza Carcelén tras un forcejeo entre ambos, pese a que la jugada y la acción ofensiva transcurría en el lado opuesto del campo.
Pudo mediar provocación pero nada justifica la reacción de Abde, que se desentendió de la jugada y golpeó abajo al rival y soltó el brazo. El colegiado del encuentro, Del Cerro Grande, reflejó en el acta que fue "una patada a un adversario de forma violenta". Ahora depende del Comité de Competición los partidos de sanción. Si lo considera agresión y le castiga con tres partidos, se perderá la cita con la historia en la final de la Copa del Rey ante el Real Madrid en Sevilla.
