El conjunto de Ivaylo Petev, que afrontaba su cuarta final -perdió la del 2017- ante uno de los equipos más laureados de Bulgaria, el CSKA, poseedor de veintiún trofeos, solo cinco menos que el Levski, campeón el pasado año.
Con solo 2.000 espectadores en las gradas del estadio Nacional Vasil Levski de Sofía, menos que nunca en una final de copa búlgara, el Ludogorets dejo encarrilado el partido en la primera parte con los tantos de Caio Vidal, en el minuto 8 y el 43, ambos a pase de Kiril Despodov.
Reaccionó el CSKA, que perdió su segunda final consecutiva, con el tanto de Ivaylo Chochev tras recibir un balón de Georgi Rusev a la hora de partido. Incluso, llegó a marcar el gol del empate, por medio de Heliton, pero el VAR lo invalidó por fuera de juego.
En el tramo final, el argentino Matias Tissera que sustituyó un cuarto de hora antes a Kiril Despodov, sentenció el choque tras un centro del brasileño Rai.
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