El presidente del STJD, Luís Otávio Veríssimo, afirmó que aceptó la denuncia presentada por la Fiscalía por "la gravedad de los hechos", especialmente en el contexto actual de "aumento de este tipo de conductas en el fútbol sudamericano".
El caso será juzgado de manera definitiva el próximo 10 de abril, según informó la corte en una nota.
El lunes, una jugadora de la base del Inter lanzó una cáscara de plátano al banquillo del Sport Recife, en el estadio Sesc Campestre, en Porto Alegre, en la tercera jornada del Brasileirão femenino.
Esta acción, realizada cerca del final del encuentro, despertó indignación entre las jugadoras, pues el lanzamiento de una banana es una ofensa racista por su asociación con los monos, uno de los insultos más frecuentes contra la población afrodescendiente.
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Una de las árbitras recogió el plátano para registrar el suceso, que quedó captado por las cámaras de televisión que transmitían el duelo.
Posteriormente, un dirigente del club colorado informó, en una entrevista al medio deportivo 'Ge', que la responsable era una de las jugadoras de las categorías inferiores.
"Desgraciadamente, este gesto provino de una jugadora de juveniles que acababa de llegar a Internacional. Inmediatamente, anoche se informó a la jugadora de que dejaba el club y esta mañana se le ha rescindido el contrato", declaró el vicepresidente del Inter, Ivandro Morbach.
El Sport Recife calificó el gesto de "repugnante" y afirmó que lo acontecido fue una "clara manifestación de racismo e intolerancia" que no puede quedar impune.
En la misma línea, el presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), Ednaldo Rodrigues, celebró la rapidez y la contundencia con la que la Justicia Deportiva ha castigado el suceso y avisó que siempre pedirá "sanciones preventivas" para este tipo de casos.
Por otro lado, la jugadora señalada como responsable del hecho, de la cual no trascendió su identidad, será sometida a una investigación por parte de la Policía Civil de Rio Grande do Sul, que ya solicitó al Inter las imágenes del partido para esclarecer los hechos.
El crimen de racismo en Brasil prevé penas de entre dos a cinco años de prisión, además de multa.
