Su vuelta de honor, enarbolando la bandera nacional azul y amarilla, fue seguida con emoción por la delegación ucraniana desde la grada.
Mahuchikh, originaria de Dnipro, cargaba con la responsabilidad de liderar al pequeño equipo ucraniano, formado por seis mujeres (los hombres están en la guerra), en busca de la medalla de oro, y tenía credenciales bastantes para lograrlo: bronce olímpico, plata mundial y oro europeo en sala, pero había rivales dispuestas a impedírselo.
No lo tuvo fácil, porque la australiana Eleanor Patterson, que encabezaba el ránking mundial del año con una marca de 1,99, estuvo por delante cuando saltó los 2 metros justos. La ucraniana tuvo que agotar sus tres intentos para conseguirlo. Luego superó los 2,02 a la primera, dejando sentenciada la contienda. La australiana no pudo con esa altura.
La kazaja Nadezhda Dubovitskaya se alzó con la medalla de bronce con un salto de 1,98, por delante de la montenegrina Marija Vukovic (1,95) y de la segunda ucraniana, Iryna Gerashchenko (1,92).
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