"Es alucinante, la sensación es estupenda, haber ganado ante tantos aficionados suizos que han venido hasta aquí; y, sobre todo, haberlo hecho delante de mi familia y de mis amigos. Ha sido otro día perfecto", dijo Odermatt, que, a los 25 años ya ha ganado todo lo que se puede ganar en el deporte rey invernal: va camino de revalidar victoria en la Copa del Mundo, en la que también lidera claramente la clasificación de una disciplina en la que también ganó la Bola de Cristal y en la que se proclamó campeón olímpico, en los Juegos de Pekín, la pasada temporada.
"Las sensaciones antes de la carrera estaban así, así. Estaba relajado, pero no estaba del todo seguro de que las fuerzas fuesen a aguantar para dos bajadas de este calibre", comentó 'Odi', que el domingo había ganado el descenso y que, después de hacer buena su condición de favorito -había ganado cuatro de las seis pruebas de la Copa del Mundo de esa disciplina- se convirtió en el segundo suizo de la historia en ganar dos oros en una misma edición de los Mundiales después del legendario Pirmin Zurbriggen, que hace años lo había señalado como futuro rey del esquí helvético; afirmando que era el esquiador que "más" se le parecía.
"Ha sido una carrera brutalmente complicada, (el austriaco) Marco Schwarz (que acabó tercero) me lo puso muy difícil, porque esquió muy bien en la primera manga; pero por fortuna, en la segunda él cometió un par de errores y pude ganar", explicó al astro helvético, que firmó tres 'dobletes' en una misma jornada, ya que el segundo clasificado de la prueba fue su compatriota Loic Meillard.
"Obviamente el día ha sido aún mucho mejor gracias al segundo puesto de Loic", indicó Odermatt en referencia a Meillard, cuarto tras la primera manga y que, tras avanzar dos puestos, acabó capturando la medalla de plata.
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"La sensación, en comparación con el domingo, cuando gané el descenso, es diferente", comentó, al canal de televisión Eurosport, Odermatt, que la semana pasada, cuando partía entre los candidatos al triunfo, se tuvo que conformar con el cuarto puesto en el supergigante.
"La emoción después de ganar el descenso fue tremenda, porque no contaba entre los grandes favoritos. Hoy no ha sido fácil, pero me había quitado mucha presión de encima, porque ya tenía una medalla de oro. En ese sentido, sí que ha sido más fácil hoy", añadió Odermatt tras confirmarse en la cima del esquí mundial.
