Brignone, nacida en Milán hace 34 años y siete meses, batió la plusmarca de Lindsey Vonn, que era cuatro meses más joven que ella cuando ganó bronce en descenso en los Mundiales de Are (Suecia) de 2019. La estadounidense, que, después de casi seis ausente, regresó a la alta competición este curso, con una rodilla de titanio y a los 40, ya no disputa una disciplina en la que la flamante campeona rompió moldes. Ganando de forma clarísima: con el mejor tiempo en ambas mangas.
'Fede', única italiana y la primera de ese país, desde la época de Alberto Tomba, en ganar la Copa del Mundo -competición que lidera esta temporada- demostró que la edad no importa cuando se posee una calidad descomunal. Capturó su segundo título intercontinental, después del logrado en la desaparecida combinada individual, hace dos años, en Meribel (Francia); su quinta medalla en unos Mundiales; y la segunda en los que tienen lugar en la citada estación de Salzburgo.
Justo una semana antes había obtenido la plata en el supergigante; y este jueves sucedió en el historial de la prueba a la estadounidense Mikaela Shiffrin, que prefirió descansar, con miras al eslalon del sábado; y no defendió el título ganado hace dos años en la Roc de Fer de Meribel (Francia).
Brignone, que ya lideraba de forma clara tras la primera, cubrió las dos mangas en la pista Schneekristall del Zwölferkogel -con salida a 1.459 metros de altitud y un desnivel de 398- en dos minutos, 22 segundos y 71 centésimas, noventa menos que la neozelandesa Alice Robinson, que, tras mantener la segunda plaza, capturó la primera medalla para su país en unos Mundiales del deporte rey invernal.
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Anneliese Coberger había capturado plata en el eslalon de los Juegos de Albertville'92 (Francia) -en una carrera en la que la inolvidable Blanca Fernández Ochoa hizo bronce, convirtiéndose en la primera mujer española en ganar una medalla olímpica (de invierno o de verano)-. Pero hasta este jueves, Nueva Zelanda nunca había obtenido una medalla de esquí alpino en unos Mundiales. Y ahora tiene una gracias a Robinson, nacida hace 23 años en Sydney (Australia) y que había firmado el primero de sus cuatro triunfos en Copa del Mundo a los 17.
Sobre todo Brignone, pero también Robinson jugaban en otra liga; porque la estadounidense Paula Moltzan -que, al igual que las anteriores mantuvo el puesto que ocupaba tras el primer acto- dio la sorpresa al reclamar el bronce tras acabar a dos segundos y 62 centésimas -un mundo- de la italiana.
Abrió la ondeada y nada fácil pista la noruega Thea Louise Stjernesund, que acabó cuarta, a sólo una centésima del podio. Enseguida la mejoró, con el dorsal 2, Sara Hector (dos victorias en la disciplina este curso). Pero fue Brignone, asimismo con dos triunfos en lo que va de temporada, la que pulverizó los registros, superando a la sueca en un segundo y 43 centésimas.
Robinson, líder de la Copa del Mundo de la disciplina, con sólo una victoria este curso, pero en la última prueba disputada -el pasado 21 de enero en Kronplatz (Italia)- se quedó a 67 de la campeona milanesa en la primera manga.
Lara Gut, la gran dama del esquí suizo -plata en la combinada junto a Wendy Holdener el pasado martes-, no aprovechó el primer marcaje de pista que había efectuado su padre, Pauli Gut. Se quedó próxima a los registros de Hector -a 1.40 de la italiana-, pero cuarta y a tiro de medalla; antes de concluir quinta: un puesto por delante de la sueca.
Moltzan mejoró a la campeona suiza y se metió tercera, pero a un segundo y 24 centésimas de Brignone, cada día más joven a los 34 años y que no por casualidad comanda la general de la Copa del Mundo.
Otra Lara, Colturi -turinesa de 18 años, con dos podios esta temporada-, optaba a ganar la primera medalla de la historia para Albania; pero la hija de Daniela Ceccarelli (oro olímpico de supergigante en los Juegos de Salt Lake City, Estados Unidos, hace 23 años) había sido novena, a 2.48 de Brignone en la bajada inicial; y acabó séptima. El sábado tendrá una nueva oportunidad de demostrar su gran potencial en el eslalon que cerrará la competición femenina.
La primera bajada de Brignone había sido espectacular, pero el margen en la lucha por las medallas era amplio -la alemana Lena Dürr, que acabaría perdiendo dos puestos, era séptima, a seis décimas y media de Moltzan.
La sueca Estelle Alphand -hija del francés Luc Alphand, ganador de la Copa del Mundo 1996-97 disputando sólo pruebas de velocidad- marcó la primera referencia de la segunda manga, marcada por Zan Spillar, técnico del equipo estadounidense; pero, a pesar de firmar el tercer crono en ese acto, acabó vigésima.
La joven canadiense Britt Richardson tomó el liderato provisional y tras avanzar ocho plazas se metió en el 'top 10'. Colturi mejoró a la norteamericana; y la croata Zrinka Ljutic -que también pedirá cartas en el eslalon del sábado- mantuvo el octavo puesto para acabar uno por detrás de la albanesa del Piamonte.
El primer salto cualitativo lo dio la noruega Stjernesud; pero al final sólo logró avanzaar dos posiciones y, por una sola centésima, se quedó llorosa y fuera del podio. Al que subió, de forma sorprendente, Moltzan.
Robinson se lanzó a tumba abierta, mejoró en un segundo y 72 centésimas a la estadounidense; buscando meterle toda la presión del mundo a Brignone con el mejor parcial provisional. Pero el tigre que luce en su casco la italiana -que logró dos de sus tres medallas olímpicas en esta disciplina (bronce en los Juegos de Pyeongchang'18, en Corea; y plata cuatro años después, en Pekín)- representa de forma clara su deportiva mentalidad depredadora.
Lejos de asegurar, Brignone asestó un nuevo zarpazo; mejoró el crono de la segunda bajada de Robinson y, de forma contundente, no sólo se hizo acreedora al oro; sino que se convirtió en la campeona mundial más veterana de toda la historia del esquí alpino.
