El poeta, narrador y ensayista había nacido en Asunción, el 30 de marzo de 1944. Si bien se graduó como ingeniero civil, abrazó la literatura con su primera novela “El laberinto”, publicada en 1973, tras obtener el año anterior el Premio del Concurso del PEN Club Paraguay y la Cámara Paraguaya del Libro. Años más tarde, del 2001 al 2007, le tocó presidir la representación local del PEN Club, que ayer lo recordó como uno de los “altos exponentes” de la literatura paraguaya.
Su incursión en la poesía llegó en 1975 con “27 silencios”, mientras que en la década de 1980 publicó el cuento “La catedral sumergida”.
En su producción literaria también se destacan las novelas “Tierra de nadie-ninguém”, ambientada en la ciudad fronteriza de Capitán Bado; “Segundo horror”, “Café con leche, con pan y manteca” y “El templo de las 3 columnas -La leyenda masónica”.
Como ensayista publicó “Masonería y profanidad”, “Luis María Martínez, obrero de la palabra”, “Recuerdos de la Plaza Uruguaya” y “Escritores notables del Paraguay y otros recuerdos”.
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Fue ganador de premios literarios como el Premio Municipal de Literatura en 2014, el Roque Gaona en 2001 y el del Club Centenario en 1994 y 2007. También fue ganador del certamen de la Cooperativa Universitaria en 1992, obteniendo además una mención de honor en el Premio Nacional de Literatura 2001.
Debido al contexto sanitario por la pandemia del covid-19, los restos de Casola ya fueron sepultados en la mañana de ayer en el cementerio de Parque Serenidad en Villa Elisa.
La Sociedad de Escritores del Paraguay lo recordó en Facebook como “un gran maestro de la literatura paraguaya”, señalando que “queda el compromiso de mantener viva su obra, su memoria y su gran aporte a la cultura”.
También la Secretaría Nacional de Cultura emitió un comunicado destacando la obra de Casola y se sumó a “los sentimientos de consternación de la comunidad cultural en especial de los escritores, al despedir al admirado escritor”.