“El nombre de la banda se traduce como ‘Bendición’ en árabe”, explicó Paulo Correa, músico paraguayo que culminó sus estudios universitarios de piano en la JML Vienna, en Austria. Allí conoció a Sherif Abdalla (batería) y Anton Prettler (saxo alto y tenor), fundadores de Barakah, quienes lo invitaron a formar el grupo. Hoy la banda se completa con Markus Dutka (bajo), Martin Demmer (guitarra) y Xiatong Tong (trompeta), y están próximos a lanzar su primer disco. Así, para ellos la música “es algo sagrado”, pues hay “una cuestión de apuntar hacia lo trascendental”, según Correa.
Con “Page Zero”, buscan mostrar sus “experimentos con groove”, porque para ellos “la improvisación es importante”. “Por eso no es tanto jazz como estilo, pero sí es en el sentido de que podemos improvisar. Entonces es un experimento rítmico”, explicó.
Si bien “hay ciertos patrones” que siguen sobre todo por la influencia árabe, especificó que siempre tratan de “tocar cosas que nos resulten un poco complicadas, innovadoras”. En ese sentido, contó que de cuatro que aportan en la composición, dos obras de él quedaron para el disco. “Igual la sensación que tengo al tocar un tema mío, que es un 6x8, es que al final ese 6x8 es más africano que cualquier otra cosa, y eso no es algo extraño para ellos. Al final tenemos muchas más similitudes de las que pensamos”, señaló.
El primer corte a lanzarse este viernes es “Final Boss”, obra que Correa calificó como la más “latin” del disco y de sonido “más alegre”, a diferencia de las demás que son “muy oscuras”. “Se llama ‘Final Boss’ (en alusión al ‘jefe final’ de un videojuego) porque nos tomó un montón de tiempo poder tocarlo. Es un tema del saxofonista y fue un desafío por ser muy complejo rítmicamente. Pero la complejidad está también en la sutileza de los cambios”, dijo.
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Asimismo, pensó también que en general las inspiraciones vienen de la libertad ya que, por ejemplo, hay un tema llamado “Oumuamua”, “que es el primer satélite galáctico que se registró”. Otro tema llamado “Hay” significa “vamos” en un sentido espiritual”, ejemplificó.
Así el grupo, que pudo girar por Marruecos en febrero antes de encerrarse en cuarentena, celebra la conexión que hay entre todos”. “Estos chicos son muy creativos y trabajan mucho”, dijo Paulo sobre sus amigos y colegas, con los que busca hacer música entendiendo su lugar “efímero” y despegándose del “ego”.
Destacó también la participación de la violinista Cozy Friedel, quien estuvo en los inicios del grupo y en la grabación del disco.
