Las revelaciones de la exempleada de Hitler

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BERLÍN (ANSA). No comía carne, pero era un goloso de la torta de manzana. Se acostaba bien tarde. Estos son algunos de los hábitos casi obsesivos de Adolfo Hitler, según la última testigo viviente de la vida privada del dictador nazi, su exempleada Elisabeth Kalhammer (89).

Recién se despertaba a las 2 de la tarde, todos los días. Solo bebía agua tibia, nunca fría, cuenta la mujer.

Kalhammer contó al diario austriaco Salzburger Nachrichten su experiencia de 1943 en Berghof, el chalet alpino de Hitler en Obersalzberg, sur de Alemania.

Se cruzó con Hitler solo dos veces, recuerda. “Nunca he conocido a ese pequeño individuo para mi suerte”, dijo.