Eran muy pocos los azulgranas que contemplaban una derrota ante Luqueño, que cerraba la tabla de posiciones y venía de sufrir un par de goleadas en su contra.
Encima la derrota de Libertad y el empate entre Guaraní y Olimpia generaron una previa con cierta esperanza, ya que agarrando una racha importante de triunfos con más de una rueda por jugar, el título todavía quedaba al alcance viendo que los de arriba no son imbatibles, como se pudo corroborar en Santaní y Dos Bocas.
Pero Cerro no puede consigo mismo, con su falta de inspiración y sus desgracias defensivas que están presentes en cada partido y llegan en cualquier momento dentro de los noventa minutos.
Como el Chano Candia, que quedó paralizado ante la presencia de Luis Caballero, permitiendo que el atacante le puntee el balón y ante la sorpresa de todos los auriazules abra el marcador en la Olla.
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O como Acosta Rojas, reincidente en eso de facilitar goles ajenos, con ese intento de rechazo que culminó en el gol de Armoa, decisivo para la segunda derrota consecutiva.
En medio de esos errores puntuales, el equipo jugó de mal a muy mal, casi de brazos caídos e impreciso en el primer tiempo.
Apurado y centralizando todos sus ataques en la complementaria, en la que muy pocas veces estuvo cerca del empate ante un adversario que también tuvo varios errores.
La lesión de Arzamendia, completando una línea de cuatro averiada desde la incurable dolencia de Marcos Cáceres y los problemas de Amorebieta y Patiño, desnudando el sector defensivo en el que también Saiz y Espínola suelen tener sus segundos fatales.
Hoy el mejor jugador de Cerro se llama Sergio Díaz y este crítico cuadro ya pide titularidad.
La entrega de Haedo a treinta metros del arco contrario es improductiva y Churín recibiendo pelotas a dividir sufre el partido.
El Pachi Carrizo perdió lo mejor que tiene, su pase fácil y claro, Óscar Ruiz se quedó en aquel segundo tiempo frente al San Lorenzo de Almagro y Villasanti cayó en la falencia de entregar la mayor parte de las pelotas a los rivales.
Con esta realidad es difícil el progreso y mucho de esto es responsabilidad de Russo.
Al fin y al cabo, es el entrenador el que debe potenciar los rendimientos de cada jugador, y en este presente, al contrario, se han ido devaluando.
Novick, por razones desconocidas, no ocupó siquiera la banca; Fariña, que apareció con fuerza en las primeras fechas, hoy ni siquiera es considerado entre las modificaciones, en lo que es responsabilidad absoluta del DT, como el apego a darle tanto tiempo en cancha al Coyote Rodríguez, siendo que este hace rato no juega un partido aceptable.
¿Y la dirigencia? Es muy difícil conocer su evaluación y pensamiento, más allá de la aparición de Raúl Zapag en la sala de conferencias, bancando al técnico y advirtiendo a los jugadores de poca entrega.
El doctor Martínez está para ir al choque y defender al club ante el menor conflicto que aparezca, en tanto que el gerente Nanni no habla con la prensa nacional, al igual que la mayoría de los jugadores, y así se dificulta conocer el sentir de dos segmentos muy importantes del club.
Así como no se tuvo nunca una clara y convincente explicación sobre la salida de Jubero, al que también los directivos apoyaron a muerte, hoy se habla de “seguir el proceso” con un entrenador de muy baja efectividad desde los números y ni hablar del escaso vuelo futbolístico, con algún capítulo aprobado como aquel primer tiempo contra River en la Olla o el vuelco frente a San Lorenzo, también por Copa, recuerdos y momentos cada vez más lejanos.
También fueron los dirigentes los que contrataron a Candia, Espínola, Saiz, Acosta Rojas, Fariña y el Conejo Benítez, Colmán, entre otros, varios de ellos apuntados por sus bajísimas actuaciones, los demás archivados y sin ninguna posibilidad de ser titulares.
¿Cómo no entender la desazón del hincha azulgrana? Si este estado de caída libre en su club ya lo ha vivido varias veces en épocas lejanas y recientes.
Peor si desde la dirigencia no aparece una solución a corto ni largo plazo. Y encima el entrenador no da muestras de superación en cuanto a la elección individual y conceptos colectivos.
Hechos conspirativos al igual que la gran cadena de lesiones y los increíbles furcios defensivos, que valieron una eliminación de Copa Paraguay y la ubicación que ocupa hoy en la tabla, en un torneo en el que otra vez no lo tendrá en la pelea final, como ya aconteció en los últimos años.