Gloriosa evocación

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“En el minuto final perdíamos por un simple, fue cuando Brasil lanza al aro, pescamos el rebote, miro y la veo a África Bataglia, lanzo un pase largo hasta la mitad de cancha, recibe y lanza con ambas manos, cuando la pelota estaba en el aire suena la pitada final, pega la pelota en el tablero, luego en el aro y da una vuelta lentamente en él, el Comuneros enmudeció. Se dijo que hubo alguna vez ‘La mano de Dios’, yo digo que este fue ‘El soplido de Dios’, la pelota cayó adentro y ganamos 20-19. Ahí explotó el Comuneros, la gente nos alzó en andas y recorrimos por la calle Palma, por la calle Estrella, en plena madrugada”.

Con una lucidez impresionante, María Teresa “Ñeca” Escobar, a sus 82 años, hizo una evocación de la gloriosa noche en que el seleccionado femenino paraguayo conquistó su primer título sudamericano, al vencer a la escuadra brasileña en el Estadio Comuneros, el 28 de abril del año 1952.

A 64 años de aquella épica jornada, recordó quebrando la voz a sus “hermanas en el deporte y en la conquista” ya desaparecidas, como África Bataglia, Cira Escudero y María Ester López Mena, titulares de aquel glorioso quinteto, junto a Heidy Von Eckasberg y Ñeca. Las demás campeonas fueron: Yris Aranguren, Lila Acosta Moreno, Aída González, Dora Benítez, Anselma Cardozo, Haidée Torres, Eufrosina Cárdenas y Gloria Hellman.

“Todo el grupo, incluyendo el entrenador, el peruano Carlos Rojas y Rojas y el presidente de la federación, don Alfonso Borgoñón, nos reunimos unas horas antes en el club Guaraní, sobre 15 de agosto. Algo emocionante, muy fuerte, saber que llegamos a una final, con un rival como Brasil. El público respondió ampliamente, la fila llegaba hasta Estrella, muchos quedaron fuera del estadio. Viéndolas con tanta ilusión, prometimos que ese partido iba a ser de vida o muerte, con mucho amor a la Patria, como lo habíamos hecho desde el inicio del torneo”, siguió relatando.

Recordó los otros lauros obtenidos: “Campeonas del paralelo torneo de Tiro Libre, África fue goleadora del certamen, Heidi y yo fuimos las zagueras menos vencidas y Paraguay fue el equipo más correcto del Suda”.

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Hoy, Ñeca es voluntaria del Hospital Geriátrico y desarrolla clases de hidrogym. Es profesora de Educación Física, jubilada, fue becada a México y obtuvo el título de entrenadora olímpica de básquetbol, se especializó en hidrogym en Rosario, Argentina, hizo una pasantía en Miami para gimnasia terapéutica de adultos mayores, entre otros laureles de esa dilatada vida bien aprovechada por la atleta de oro.

Con razón, lamentó la desidia de los distintos estamentos para evocar las glorias del deporte paraguayo.