Marito, más preso de su entorno que quienes están en Tacumbú

Este artículo tiene 4 años de antigüedad

No es la primera vez que van tras el cargo de la ministra Cecilia Pérez, pero definitivamente esta es una de las más sospechosas porque coincidió en tiempo y forma con la última crisis de violencia ocurrida en la principal penitenciaría del Paraguay. Casualidad o coincidencia, el mismo día que el senador Martín Arévalo confirmaba que le habían ofrecido el cargo de la ministra, la misma enfrentó el sangriento motín. Solamente gente con poder para ofrecer y hacer cambios pudieron haber ofertado el Ministerio de Justicia; estas no son propuestas que puedan hacer correligionarios de medio pelo. La desconfianza de quiénes políticos están detrás terminó acentuándose poco después cuando uno de los sospechosos de siempre, el vicepresidente Hugo Velázquez, tras referirse a la ministra Pérez como “esta señora”, reconoció que “toda la artillería política está en las municipales”, al tiempo de afirmar que, para el 2023, “si la responsabilidad como candidato a presidente por el oficialismo cae en mi persona, no voy a rehuir”. Hugo Velázquez está jugando su propio partido una vez más.

No es la primera vez que van tras el cargo de la ministra de Justicia, la abogada Cecilia Pérez, pero definitivamente esta es una de las más sospechosas porque coincidió en tiempo y forma con la última crisis de violencia ocurrida en la principal penitenciaría del Paraguay. Casualidad o coincidencia, el mismo día que el senador Martín Arévalo confirmaba que le habían ofrecido el cargo de la ministra, la misma enfrentó un amotinamiento que culminó con siete muertos. Si esto no es una cloaca, se le parece y huele igual que una.

Es posible que nunca sepamos si los cruentos episodios desatados con furia en la precariedad de Tacumbú tuvieron o no relación con ambiciones políticas, con las acostumbradas jugadas de ajedrez donde cuadriculan y se reparten el país, los cargos y la plata de la gente. La mañana del martes último, Arévalo confirmaba a nuestra multimedia: “Hay una intención de quitarla a Cecilia (Pérez) del cargo, y así como me ofrecieron a mí le van a ofrecer a otra persona que no va a rechazar, seguramente”. Horas después convulsionaba la tarde con un amotinamiento en la penitenciaría que culminó con seres humanos asesinados con alevosía.

Solamente gente con poder para ofrecer y hacer cambios pudieron haber ofertado el Ministerio de Justicia; estas no son propuestas que puedan hacer correligionarios de medio pelo. Según el senador, fueron sus amigos de Añetete los oferentes, y no sería errado presumir que habrán sido de la mismísima cúpula quienes ofrecieron el popular “2 x 1”, una oferta que no se trata de ninguna liquidación para conseguir dos productos por el precio de uno, sino descabalgar su precandidatura a intendente de Asunción a cambio de ser ungido ministro de Justicia. Este modus operandi va volviéndose costumbre en Mario Abdo Benítez, quien ya nos tiene habituados a poner y sacar fichas de su tablero para complacer a sus verdugos: ha pasado antes con otros ministros a los que hizo renunciar y que terminaron ubicados en las binacionales o en otros ministerios de donde, dependiendo de la ocasión, los vuelve a llevar adonde hagan falta. Perversidad de unos y falta de dignidad de otros.

La desconfianza de quiénes políticos están detrás terminó acentuándose el día después del amotinamiento cuando uno de los sospechosos de siempre se refirió a la ministra como “esta señora”. Hugo Velázquez, vicepresidente de la República, no tuvo empacho en referirse así a Cecilia Pérez ninguneando la investidura y la autoridad que la asiste al ser una de las ministras del Poder Ejecutivo nombrada por el mismísimo Presidente de la República. Lo peor es que hizo la afirmación en la misma entrevista donde hizo gala de su doble voracidad política: primero, no dejó espacio para la duda al admitir que “toda la artillería política está en las municipales”, y luego no dudó en ofertarse –sin ninguna modestia– para las elecciones generales del 2023, “si la responsabilidad como candidato a presidente por el oficialismo cae en mi persona, no voy a rehuir”.

Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy

Hugo Velázquez está jugando su propio partido una vez más, tal como ya demostró a todo el Paraguay con el caso del acuerdo secreto de Itaipú junto con su secretario “Joselo” Rodríguez. Con tanta hambruna política, es difícil saber si tiene tiempo para ocuparse y preocuparse de un país sumido en una pandemia, las muertes y la deteriorada economía. Su nivel de codicia lo convierte en más sospechoso aún: no ambiciona los cargos como el arte político del bien común o del servicio al pueblo, sino como un medio para conseguir más poder, clientelismo político y quién sabe, más fortuna de la que ya ostenta.

Las penitenciarías del Paraguay merecen una profunda reforma sin NINGÚN interés político de por medio. La situación no solo ya es caótica sino que, además, es una bomba de tiempo que puede no solo tumbar gobiernos, sino también poner en jaque la seguridad ciudadana de los barrios y ciudades donde están asentadas las principales cárceles del país: entregar a un político las llaves de las prisiones del Paraguay a cambio de tener acceso a dinero fácil de víveres, equipos de seguridad y maletines de delincuentes de alta estofa a cambios de privilegios, puede arrastrarnos a las entrañas del infierno sin ninguna escala.

Cualquier aproximación a la problemática penitenciaria debe pasar por enfoques y abordajes multidisciplinarios que la mayoría de estos políticos hambrientos de poder y dinero fácil no podría manejar sin la ayuda de un diccionario. A este Gobierno aún le faltan dos años para irse del poder, tiene el tiempo suficiente para sentar las bases para reformar el sistema, hacerlo menos corrupto, más justo, más humano y, por sobre todas las cosas, más digno. Así como están hoy la mayoría de las penitenciarías del Paraguay, no son otra cosa más que dolorosos depósitos humanos donde la criminalidad se potencia y fluye sin ningún muro de contención.

Ojalá Marito no sucumba –una vez más– ante los cantos de las sirenas de un entorno voraz que ha demostrado ser mucho más fuerte, persistente y determinado que su frágil conducción. Que su segundo al mando se refiera a su ministra de Justicia de la manera en que Hugo Velázquez hizo con respecto a Cecilia Pérez muestra que el Presidente no ha logrado en lo absoluto obtener autoridad ante su Vicepresidente. Un mandatario débil, de poco carácter, que además se deja manejar fácilmente por sus adulones políticos para llevar a la deriva el barco, está más preso que el último de los pasilleros de Tacumbú.