Brasil, un país imperialista y explotador

El presidente del Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, llega hoy de visita oficial al Paraguay y, como en anteriores ocasiones, con toda seguridad, sus discursos estarán impregnados de palabras tales como justicia, equidad, solidaridad, amistad, hermandad, con las que tantas veces han engañado en el pasado al hasta ahora tolerante pueblo paraguayo.

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Sin embargo, Lula sabe perfectamente que el infame Tratado de Itaipú suscrito a espaldas del pueblo paraguayo en épocas de la aciaga dictadura militar, hace más de tres décadas, sistematizó el despojo al Paraguay por parte del Brasil del recurso natural más importante de que dispone nuestro país para impulsar su desarrollo económico y progreso social, consistente en la mitad del potencial hidroeléctrico del río Paraná, uno de los más caudalosos del mundo. La mentirosa intención original del proyecto binacional, que supuestamente serviría para promover el progreso y la integración de dos pueblos hermanos, sin embargo, degeneró en la tramposa explotación del indefenso Paraguay por parte del Brasil, país rico que no solamente tuvo una participación de casi la totalidad en el proyecto y la construcción de Itaipú, que favoreció enormemente su desarrollo industrial, sino que también vilmente sigue aprovechando hoy en su mercado el 95% de la energía generada en la central y realizando un infame negociado de usura financiera con lucros para la estatal Eletrobrás de más de 2.000 millones de dólares anuales, a expensas del Paraguay.

Considerando que el negociado de la usurera Eletrobrás ya es una inadmisible agresión a la dignidad de los paraguayos, el vil despojo que se deriva de la valiosa energía eléctrica que el Brasil le roba al Paraguay durante los 365 días del año en la central Itaipú, alcanza también la astronómica suma de 2.000 millones de dólares por año, monto suficiente para rescatar al pueblo paraguayo de su atraso y miseria en poco tiempo. El Tratado le obliga al Paraguay a “ceder” al Brasil a un precio irrisorio, ofensivo, denigrante, toda su energía que no puede utilizar en su mercado.

Para tener una idea del robo descarado que está siendo obligado a soportar el pueblo paraguayo, basta con mencionar que de los 45.000 MWh por año que pertenecen al Paraguay, nuestro país apenas consume 7.000 MWh por año, lo que a estas alturas de los tiempos es absolutamente intolerable. Mientras, el Tratado le obliga a entregar al Brasil sus restantes 38.000 MWh a un precio ridículo de poco más de 2 dólares por MWh. La energía paraguaya cedida a vil precio tiene en el mercado mayorista de San Pablo un valor de más de 2.000 millones de dólares anuales.

Sin embargo, las descaradas injusticias que Paraguay sufre en la binacional Itaipú a manos de un Brasil imperialista y explotador no terminan allí. Para favorecer el negociado usurario de Eletrobrás, los funcionarios brasileños, con el silencio y la complicidad de gobernantes paraguayos vendepatrias, han organizado un sistema bochornoso, depravado e ilegal que permite que la colosal deuda de Itaipú con el Brasil, en lugar de reducirse todos los años hasta llegar a cero en el 2023, como establece el Tratado de Itaipú, insólitamente vaya creciendo como un cáncer maligno que está programado para devorarse las mismas entrañas de los paraguayos. La deuda de Itaipú con el Brasil que en 1997 era de 16.225 millones de dólares aumentó a cerca de 20.000 millones en el 2006, a pesar de que en ese periodo el ente binacional pagó en intereses y amortizaciones de capital a la prestamista usurera Eletrobrás casi 13.000 millones de dólares.

Ante esta grave anomalía surge el alarmante temor de que el Brasil en breve reclame como suya la Itaipú ante la acumulación de la deuda contra el Paraguay y la imposibilidad de este de pagarla, que sin duda alguna es el oculto objetivo definitivo de tan repudiable maniobra.

El corrompido sistema ideado para robar al Paraguay en su calidad de prestatario, mediante el aumento sostenido de la deuda del ente, viola groseramente el Tratado de Itaipú, que exige a las autoridades mantener el equilibrio presupuestario cargando todos los costos anuales a la tarifa, incluidos no solamente el servicio de la deuda, sino los costos de operación y mantenimiento y el saldo negativo, si lo hubiera, de ejercicios anteriores. No debe haber déficit en Itaipú y mucho menos pérdidas grandiosas de más de 1.000 millones de dólares como dicen que se registraron en el 2005 y en el 2006. La existencia de estas supuestas pérdidas indica que ciertos costos no fueron incluidos adrede en el cálculo de la tarifa que se realiza anualmente, con el oculto objetivo final de incrementar la deuda ficticia y de paso también subsidiarles energía barata a las empresas estatales brasileñas que la revenden en su país a precios de mercado, con fabulosas ganancias.

La generalizada corrupción de los gobernantes anteriores y actuales, que destrozó y continúa destrozando a nuestro país, facilitó y facilita los abusivos despojos con que el Brasil viene explotando sin misericordia al pueblo del Paraguay, el socio más débil y pobre del emprendimiento binacional. No hay justificación al hecho de que Itaipú soporte supuestas pérdidas de 1.000 millones de dólares, mientras continúa repartiendo alegremente millonarios montos a los gobernantes paraguayos -que por los beneficios indebidos que el Brasil obtiene a cambio, parece una coima- para financiar “programas sociales” que en Paraguay ejecuta el presidente Nicanor Duarte Frutos a modo de campaña política y sin rendir cuentas a los organismos de control de la República. Como les es muy conveniente esta situación tan denigrante, los gobernantes brasileños no solamente callan, sino que la alientan.

No extrañe, por lo tanto, que esta circunstancia esté creando en la población paraguaya una frustración y encono en contra de la despiadada y tiránica política brasileña hacia nuestro país, que en cualquier momento, de no ser corregida esta injusta explotación, podría crear situaciones de violencia física entre ciudadanos de ambos países. Si ello ocurriera, la actitud imperialista de Brasil en Itaipú será la responsable.
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