La entidad trabaja en forma conjunta con la Red de Estaciones Meteorológicas Trinacionales del Senamhi (Bolivia), la DINAC (Paraguay) y estaciones del INTA (Argentina). También considera que los incendios forestales fueron potenciados no solo por el viento, sino por una extensa masa combustible. “Lo que nosotros venimos viendo en el Gran Chaco este año y el anterior, es una situación de exceso de humedad, que generó un mayor crecimiento de pastos. Luego en el mes de julio vino el frío y posteriormente la sequía (normal de la época) que secó esos pastos crecidos en exceso”, señaló Luis María de la Cruz, de Proadpat.
Es decir, de manera inédita la región del Gran Chaco tuvo humedad hasta el mes de julio, que se suman a las inundaciones que hicieron crecer mucha vegetación, soportando luego dos a tres importantes heladas severas. Estas secaron la masa vegetal, generando la existencia de mucha masa combustible, explicó.
Añadió que si la mayoría de los incendios provocados o “chaqueos” se hubiera hecho con condiciones climáticas de menos riesgo, no se estaría hablando del desastre natural actual y mucho menos de la pérdida de uno de los ecosistemas más frágiles y únicos en el mundo, como el bosque chiquitano. Instó a mejorar la infraestructura de comunicaciones y expandir procesos de sensibilización y capacitación.
