El presidente Evo Morales, firmó en julio un decreto cuadruplicando la superficie autorizada para las quemas de bosques, con el objetivo de ampliar la frontera agrícola, como informan EFE y AFP.
El Gobierno boliviano permitió a los agricultores cultivar 20 hectáreas de tierras de tala y quema, en comparación con las 5 hectáreas anteriores.
La medida beneficia principalmente a ganaderos y agroindustriales de la soja y la caña.
Los incendios forestales afectan a diversas regiones sensibles, como el Chaco, el Pantanal y la Amazonia. Esta última región es la que despierta mayor interés mundial, por ser la mayor superficie selvática del planeta, considerado uno de sus “pulmones” naturales.
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Pero la selva tropical más grande del mundo también enfrenta otras amenazas: la actividad agrícola y ganadera intensiva, la extracción minera y la ocupación de tierras.
Agricultura y ganadería
Una de las mayores amenazas que pesan sobre la selva amazónica es la deforestación de amplias extensiones en esta región de cerca de 5,5 millones de km2 compartida por nueve países –Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Guayana francesa, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela–.
“La principal causa de la deforestación es el avance de frontera agrícola” , confirmó José Luis Capella, director de un programa de protección de bosques en Perú, un país que tiene la mitad de su territorio en la Amazonia.
En Ecuador, por ejemplo, la superficie agrícola aumentó en un 23% entre 2000 y 2017 en los territorios amazónicos y es uno de los principales motivos de pérdida de bosque virgen, según Carmen Josse, directora científica de la fundación ecuatoriana Ecociencia.
Los agricultores de países como Brasil, Perú, Ecuador y Bolivia talan árboles y queman la tierra para obtener más terrenos agrícolas y áreas para el ganado, provocando con frecuencia incendios incontrolables.
En algunos países como Colombia y Perú la deforestación también obedece a cultivos ilegales de hoja de coca. En los bosques amazónicos colombianos 169.000 hectáreas fueron destinadas a este fin, según la ONU.
Extracción minera
Otro riesgo para la Amazonia, presente en Venezuela, Perú, Surinam, Guyana y Guyana Francesa, es la minería legal e ilegal, que causa importantes daños por la tala de árboles y por químicos como el mercurio, utilizados para extraer oro y otros minerales, que contaminan ríos y suelos.
“El fuego no es el único peligro que amenaza o destruye la Amazonia; la extracción tiene una gran responsabilidad”, dijo el domingo en un foro el Gran Consejo de los pueblos indígenas de Guyana.
En la Guyana Francesa, desde 2003, el número total de bosques destruidos por la extracción de oro, legal o ilegal, asciende a 29.000 hectáreas, según la Oficina Nacional Forestal (ONF) .
En Venezuela, donde la selva ocupa el 50% de su territorio, el gobierno de Nicolás Maduro emprendió desde 2016 la explotación de bauxita, coltán, diamantes y oro, en una zona de más de 110.000 km2.
“La extracción minera es mucho más grave que el daño causado por los incendios” , indica Cecilia Gómez Miliani, directiva de la ONG venezolana Vitalis.
Con la explotación de minerales “se tala, se elimina toda la vegetación, se causan problemas de erosión del suelo, de contaminación con mercurio y desplazamiento de población” , explica la experta.
Para la directora científica de la fundación Ecociencia, finalmente, lo más preocupante es que la minería causa “deforestación permanente” por el retiro de capas de suelo que impide la recuperación de la vegetación.
