Socialistas y filocomunistas buscan gobernar en España

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El presidente del Gobierno español en funciones, el socialista Pedro Sánchez (i), y el líder de Unidas Podemos, el filocomunista Pablo Iglesias, tras firmar  un acuerdo para la formación de un Ejecutivo en España.
El presidente del Gobierno español en funciones, el socialista Pedro Sánchez (i), y el líder de Unidas Podemos, el filocomunista Pablo Iglesias, tras firmar un acuerdo para la formación de un Ejecutivo en España.Archivo, ABC Color

Dos días después de las legislativas, en las que los conservadores avanzaron notablemente, el presidente y líder socialista Pedro Sánchez se alió con los filocomunistas de Podemos para formar un gobierno de coalición en España, pero que para concretarse necesitará aún del apoyo de otras fuerzas.

MADRID (AFP). “Este nuevo gobierno va a ser un gobierno rotundamente progresista”, pensado para durar los cuatro años de la legislatura, porque “España necesita un gobierno estable (...) y lo necesita ya”, indicó Sánchez tras rubricar el documento en una ceremonia en el Parlamento.

Tras las legislativas del domingo que dejaron un Parlamento muy fragmentado, el acuerdo pareció inesperado, sobre todo teniendo en cuenta que los socialdemócratas y los filocomunistas fracasaron en lograr algo similar tras los anteriores comicios, en abril.

En ese momento, Sánchez llegó a poner un veto a la presencia de Iglesias en el Ejecutivo y dijo posteriormente que de haber entrado Podemos en el gobierno sería un presidente “que no dormiría por la noche, junto con el 95% de los ciudadanos de este país”.

La estructura exacta del gobierno será anunciada en las próximas semanas.

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El efecto Vox

“Es una verdadera sorpresa”, estimó Cristina Monge, politóloga de la Universidad de Zaragoza.

“La pregunta es: ¿Por qué han sido capaces de hacer en dos horas lo que no han conseguido en meses? La respuesta es el auge de Vox y porque no había otra alternativa”, señaló Monge.

En efecto, Vox, un partido conservador con algunos tintes liberales, se convirtió en la tercera fuerza en el Parlamento con propuestas políticas audaces, que el resto de partidos busca evitar, como la inmigración masiva en el país.

Los socialistas, que fueron los más votados en las elecciones del domingo aunque más debilitados –perdieron 3 diputados–, quedaron con 120.

Junto a los 35 de Podemos (que perdieron 7 escaños) suman 155, lejos todavía de la mayoría absoluta de 176 escaños en la cámara, que cuenta con 350.

De allí que ambas formaciones se verán obligadas a negociar el apoyo de otros partidos para lograr una investidura.

La preferencia de los socialistas es el respaldo de los liberales de Ciudadanos, que el domingo cayeron a 10 diputados de los 57 alcanzados en abril, y de varios otros pequeños partidos.

El objetivo principal es no depender de los ultranacionalistas de Cataluña.