La pandemia interrumpirá la gradual recuperación que venía registrando la economía brasileña tras la histórica recesión que sufrió en 2015 y 2016, cuando el PIB se retrajo en cerca de 7%.
Hasta hace tres meses, antes de que Brasil se convirtiera en el epicentro de la pandemia, el BCB proyectaba que la economía terminaría 2020 sin variación (0%).
La previsión de que el producto interno bruto (PIB) de la mayor economía de Suramérica sufrirá este año su mayor contracción en varias décadas consta en el Informe Trimestral de Inflación divulgado ayer.
Se prevé que la inflación de este año en Brasil sea del 2,4%, muy por debajo de la meta (4,0%) para 2020.
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La nueva proyección del emisor para el PIB está muy próxima a las previsiones de los economistas del mercado, que esperan una retracción del 6,5% en 2020, pero es más optimista que las de los organismos multilaterales, ya que el Banco Mundial calcula que el PIB brasileño retrocederá un 8% y el Fondo Monetario Internacional (FMI) un 9%.
Pese a que gran parte de los gobiernos regionales y municipales comenzaron a flexibilizar este mes las medidas de distanciamiento social, el Banco Central considera que la retracción en el segundo trimestre será mayor que en el primero y, probablemente, la mayor ya registrada desde 1996.
Además, según la entidad, pese a que la agropecuaria –el sector menos afectado por la pandemia– terminará el año con un crecimiento del 1,2 % (por debajo del 2,9 % previsto hace tres meses), la industria sufrirá una contracción del 8,5 % y los servicios un retroceso del 5,3 %.
El Banco Central también prevé una “contracción expresiva del consumo de las familias pese a la magnitud de las medidas gubernamentales de transferencia de renta”. Ello debido a que las medidas de distanciamiento social dejaron a 19 millones de personas sin trabajo tan sólo en mayo.
Para paliar esta situación, el Gobierno de Jair Bolsonaro autorizó un subsidio de unos US$ 120 mensuales entre abril y junio para unos 60 millones de desempleados, informales y pobres.
El BCB calcula que el consumo familiar, que es el mayor motor de la economía en este país de 210 millones de habitantes, se retraerá un 7,4% este año como consecuencia del salto del desempleo y de la reducción de la renta de los trabajadores.
