Seguridad jurídica contra la propaganda

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Turquía pasó de menos de mil millones de dólares de inversión extranjera directa en los años 80 del siglo pasado a más de doscientos mil millones de dólares anuales de promedio en este momento y la transformación no se debió a ningún milagro de Alá, sino que es el resultado de políticas muy concretas sobre libre mercado y seguridad jurídica.

Nos explicaban en los imponentes estudios de la telenovela “Resurrección Osman” sobre la vida del fundador del imperio turco (otomano) que la razón por la que el jefe de una tribu nómada que vagaba por Oriente Medio se convirtió en el jefe de un imperio global es bastante simple.

La telenovela de Osman es el relato sobre un líder, el fundador del Imperio Otomano, que ofreció a quienes se sumaran a sus fuerzas, bajos impuestos y seguridad jurídica, y con eso demolió la resistencia de los griegos del Imperio Bizantino (Romano de Oriente) a un gobierno suyo.

Cuenta coincidentemente Ernesto Renan en “Historia de los Orígenes del Cristianismo”, que la carga tributaria excesiva explica mejor que cualquier otra cosa el portentoso y rápido triunfo del Islam en los territorios que dominaban los cristianos, bizantinos.

Es la fórmula que el actual gobierno turco está desarrollando para el salto extraordinario logrado en la inversión extranjera directa en Turquía que, de paso, permite financiar el enorme programa de reinserción del país en la escena mundial.

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Un dato no menor es que el actual gobierno eliminó cualquier posibilidad de que pillos y peajeros instalados en la presidencia de la República amenacen con pedidos de coimas la instalación de capitales extranjeros. O nacionales. Muy distinto a lo que ocurre en nuestro país.

Nadie debe pasar, aquí, por el despacho del presidente de la República para que sus proyectos obtengan alguna suerte de bendición oficial, como en nuestro país quedó evidenciado con el caso “Lamborghini”, sino que los inversionistas extranjeros presentan sus proyectos en Turquía como cualquier turco, bajo las mismas a iguales leyes, a una oficina que no depende del gobierno.

Los resultados están a la vista de cualquier persona que venga a Turquía. Hay incentivos para invertir en las zonas menos favorecidas, pero ellos no son gracias gubernamentales sino normas generales iguales para todos.

Las garantías turcas para la seguridad jurídica son tan sólidas que las inversiones vienen a pesar de lo que los medios turcos de comunicación, estatales y privados que visitamos ayer, perciben como una campaña internacional de desprestigio contra el país, lo cual fue objeto de un vívido debate con periodistas turcos.

Es verdad que las agencias de noticias del establishment de la Unión Europea propagan una imagen muy negativa de Turquía y presentan como autoritarismo, por ejemplo, el mismo tipo de medidas que Estados Unidos toma contra Julian Assange o Edward Snowden, según nos señalaron los periodistas turcos.

Las cifras de la inversión extranjera en Turquía, los producidos de la misma en términos del aumento del Producto Interno Bruto turco, sin embargo, evidencian que la propaganda no afecta a la realidad tanto como desean quienes la realizan y que el país progresa a pasos agigantados.

evp@abc.com.py